El Café de la Sala Imperio
Jugándose el Campeonato de Barcelona de 1909
(Foto: La Ilustración Artística nº 1460)
Es evidente que dicho café, sobre el cual ya hablé un poco en dicho artículo, y que fue el núcleo donde el ajedrez empezó a proliferar, no era comparable, de ninguna forma, al histórico Cafè de la Regence, mítico lugar donde nuestro juego gozó de una fama que ha perdurado a través de los tiempos y que también significó el punto de encuentro de grandes ajedrecistas, políticos e intelectuales. Pero, no obstante, hemos de entender que nuestro café de la Sala Imperio intentaba cumplir con el mismo objetivo, con la misma función, la misma que en años sucesivos desempeñaron otros cafés que, poco a poco, se convirtieron en las sedes sociales de muchos de los clubs de ajedrez que se iban formando.
El Café del Teatro de la Sala Imperio fue, en consecuencia, el lugar de encuentro de todos aquellos aficionados al ajedrez, al igual que lo fue, según cuentan las crónicas, el Café de Levante, en Madrid, en 1843, así como más adelante, en 1860, lo sería el Café Europa, donde empezaron a brillar el zamorano Celestino Alonso Rodríguez Valdespino (1828/1875), el logroñés Celso Fidel Golmayo (1829/1898) -de quién G. H. Mackenzie dijo que era el primer ajedrecista aficionado del mundo-, el almeriense Vicente Martínez de Carvajal (1840/1915) -juez árbitro del torneo de Barcelona de 1913-, Domínguez, el malagueño Aurelio Abela de la Torre -discípulo de M. de Carvajal, fue muy buen ajedrecista y un ingenioso problemista, alcanzando notorios logros como un segundo premio en 1878 en la Nueva Rivista degli Scacchi y que murió de anemia cerebral-, Espino, Navarrete, Janeiro, Ruiz, Canedo, Jiménez de Castro, Díaz Quintero… hasta que en 1862 constituyeron el Círculo, cuyo presidente fue Golmayo y Carvajal el secretario. En una revista francesa se llegó a publicar que se acentuaba el renacimiento del ajedrez en España, donde en los cafés de Madrid y Barcelona se veían jugadores entregados silenciosamente a sus profundas combinaciones… a pesar del ruido que les rodeaba.
Pero con el traslado a Cuba de Golmayo y Martínez de Carvajal, así como enfermo Valdespino, lo que hubiera sido un punto culminante para el ajedrez español se convirtió en decadencia.
No obstante, después de este declive, y solamente de vez en cuando, aparecían algunos destellos de resurrección. Como la creación de un Círculo de Ajedrez, con el famoso músico Tomás Bretón de presidente. El mismo año se celebra en el Café Lisboa un torneo, quedando en los tres primeros lugares Valentín Marín, Agustín Gómez y Luis Talavera. Luego vino el Campeonato de España de 1902, en el que venció Manuel Golmayo de la Torriente, hijo de Celso, aventajando a Juan Sandon, que quedó segundo y a Agustín Gómez, tercero. Pero estos no dejaban de ser hechos aislados…
Pero no sería de justicia decir que El Café de la Sala Imperio fue el principio de todas las cosas. Ya con anterioridad habían destacado en diversos puntos de España otros actos que hacían referencia al ajedrez. A los innumerables problemas de mate que iban apareciendo con regularidad en multitud de revistas españolas, gracias al ingenio de Valentín Marín, José Tolosa y otros valientes, se sumaron más personas. En el año 1860, diversos aficionados fundaron un Círculo que se estableció en el Café del Recreo, en la calle Escudillers. El Diario de Barcelona (27/8/1860) decía que era posible que aquella sociedad fuera la primera de esta clase en España. Entre sus socios se contaban fuertes jugadores: Hilarión Soler Alomá, Eusebio Riu Canal, Carlos Bosch de la Trinxería, Juan Carbó y Batlle (Tarragona 1837-Barcelona 1902). En 1862 Soler y Riu editaron una revista mensual: El Ajedrez, que únicamente aguantó trece números. Y en 1864 Juan Carbó -un buen compositor de problemas- ganó un torneo local.
A los pocos años se disolvió el Círculo y los aficionados comenzaron a dar vueltas, de un café a otro, hasta que en 1877 constituyeron una nueva sociedad, situada en la Plaza Real nº 10. En ella empezó a despuntar José María Baquero Vidal (Barcelona 1861-Madrid 1905), un jugador de gran empuje que brilló notablemente y que le consideraban de la talla de los Valdespino, Golmayo y Martínez Carvajal. Además de Baquero se distinguieron José Tolosa, el olotino Esteban Estorch y Paulí -destacada figura y excelente finalista-, el portorriqueño Félix Escuté, el alicantino Enrique Dodero Aracil…
Fue precisamente Juan Carbó quien, empeñado en divulgar el problema, no cejó hasta que Miguel López del Rincón y José Tolosa Carreras se apasionaran por él, de manera que finalmente el discípulo aventajó al maestro que, más adelante, editaría en París, 1892, su Traité analytique du problème d’échecs, una obra importante.
Años después el Círculo se disolvió, volviendo a las andanzas, hasta que en 1891 se cobijaron en el Café Inglés, en la calle Fernando, donde se incorporaron dos novicios: Valentín Marín Llovet y Juan Capó González. El primero fue el gran problemista español y el segundo el editor de la revista Ruy López (de 1896 a 1899) (*). Un tiempo antes, en Madrid, había aparecido la Revista Internacional de Ajedrez (1895/1896).
(*) El éxito que alcanzó «Ruy López» fue verdaderamente notable; basta consignar que tuvo suscriptores en todo el mundo, y que su canje se vio solicitado por toda la prensa ajedrecística de Europa y de América. Al cuarto año estaba tan acreditada la revista, que la suscripción en las naciones hispano-americanas iba aumentando sin cesar; fue gravísima desdicha para el ajedrez patrio que Capó, al verse obligado a suspender la publicación, no encontrase quien le sustituyera para continuar una obra tan bien empezada y a la sazón en plena vitalidad.
Es a esta revista a la que se le atribuye, en 1897, la organización del primer concurso de problemas en España. Por cierto, Ruy López fue considerado por los tratadistas como el fundador de la teoría del juego, en méritos a su Libro de la invención liberal y arte del juego del Axedrez, publicado en Alcalá en 1561. Las crónicas dicen que fue un jugador de gran fuerza y que su victoria en Roma, en 1572, sobre G. Leonardo, il Puttino, le dio la reputación de ser el primero en su época.
Este mismo año de 1891 regresa a Barcelona Vicente Martínez de Carvajal, después de haber residido muchos años en Cuba, lo que es aprovechado para que dispute un match en Barcelona, con objeto de sacar de la letargia, monótona y aburrida, a los jugadores catalanes. Se piensa enfrentarlo a Baquero, que entonces residía en Valls, ejerciendo de profesor de matemáticas en un colegio de allí. Y así, aprovechando que Baquero estaba de vacaciones, aceptó jugar.
Venció Baquero: +9 -5. No hubo tablas. (Veamos unos comentarios aparecidos en la revista El Pablo Morphy:
Parece ser que todas las partidas fueron publicadas en La Stratégie. A raíz de la victoria de Baquero quedó en pie la cuestión de si éste era mejor que Golmayo. Como premio, los aficionados le ofrecieron un banquete en el Hotel Buenos Aires de Vallvidrera.
Martínez de Carvajal también opinó y dijo que Baquero tenía facultades para enfrentarse y lucirse con los más grandes maestros. Una vez terminado el match, y antes de partir de Barcelona, Carvajal solicitó a Baquero jugar una última partida… Y esta vez ganó.
Pero ¿quién era realmente Baquero? En unas notas que he encontrado de Leonci Trullá, decía más o menos esto de Baquero:
En el año 1860 había en Barcelona un profesor de piano llamado José María Baquero Domínguez. Había nacido en San Sebastián y hacía algunos años que vivía en nuestra ciudad. Siguiendo la costumbre de aquel tiempo, en que casi todo el mundo después de comer iba a pasar un rato en el café, Baquero frecuentaba el Café Nacional, que estaba situado en la Rambla del Centro, esquina a la Plaza del Teatro. En el año 1861 tuvo un hijo, que fue bautizado con el nombre de José María. Cuando éste tendría unos cuatro años, su padre lo llevaba los días de fiesta hasta el café. Allí, como en todos los cafés de Barcelona -y supongo que en los de toda España- se jugaba al dominó, a las damas y un poco al ajedrez. El jovencito Baquero se fijaba en todos los que practicaban y, al poco tiempo, ya lo teníamos jugando a las damas. Eso sí, poniéndole un cojín en la silla para que pudiera llegar al tablero. En poco tiempo ya pasó a ganar a los más fuertes. Luego se fijó en los que jugaban al ajedrez… y ocurrió algo parecido. Criatura como era plantaba cara a los mayores aunque la verdad es que allí no había ajedrecistas de nombre, más bien eran flojos. Pero un día se presentó allí un italiano, Paolo Baraldi, jugador de fuerza extraordinaria, el cual, junto con el barcelonés Joan Carbó -ambos podían considerarse en aquellos tiempos como lo mejor-, comenzaron a impartir enseñanzas al chiquillo. Baquero progresó con bastante rapidez y a los dieciséis años ya era considerado como el jugador más fuerte de Barcelona, a pesar de que entonces Barcelona ya disponía de fuertes jugadores. Hasta su muerte en 1905 nunca fue vencido en ningún match, ni nunca escondió la cara para enfrentarse a quién se le pusiera delante.
Al poco tiempo sucedió un hecho lamentable. Hubo consternación por la muerte de Baquero, que falleció relativamente joven, 43 años. Así, el 12 de febrero de 1905 se quiso honrar su memoria dedicándole una sesión necrológica en el Sportsmen’s Club, reproduciendo en un tablero grande dos de las mejores partidas que se conservaban del llorado y genial ajedrecista barcelonés, todo ello después de un notable y sentido discurso de José Tolosa y Carreras, que por suerte he podido recuperar…
“Un hondo y sincero sentimiento de amargura a la par que tristísimo deber de compañerismo, me impulsa a borronear las presentes líneas, dirigidas a la buena memoria de un amigo y compañero mío en añejas aficiones, persona que fue considerada, con justísima razón, como principalidad entre los ajedrecistas españoles, particularmente entre aquellos que nos dedicamos, en Barcelona, al cultivo cotidiano de ese pacífico é interesante divertimiento llamado Juego del Ajedrez, divertimiento hacia el cual sintió el difunto Sr. Barquero predilección especial, y del cual llegó á ser eximio Adalid, el primero; sin duda alguna, entre todos los de nuestra tierra, según lo confiesan al unísono, así los que se agrupan al campo de los Tyrios como quienes militan al de los Troyanos.
Baquero poseía en alto grado el denominado SENTIMIENTO DE LA POSICIÓN, es decir, aquella facultad especial que debe tener el ajedrecista para conocer de momento, o de un modo intuitivo, si esa u otra jugada le hará perder ventaja sobre el juego contrario; una vez que él lograba dicha ventaja, la sostenía con tesón inteligente, convirtiéndola poco a poco, paso a paso, en agente potencial que anulaba o impedía, a la postre, los ataques o defensas ideadas por el adversario. Su juego se singularizaba por la mucha inventiva y buena precisión en las combinaciones y movimientos de las piezas; tal envidiable precisión era debida a que, al atisbar una buena jugada gananciosa, no la ejecutaba sin examinar detenidamente si había otra mejor o más contundente para el caso. Atacaba o se defendía oportunamente y era una especialidad para conocer la parte flaca del juego contrario; a ella dirigía con disimulo ingenioso sus tiros que daban generalmente en el mismísimo centro del blanco apuntado. La naturaleza le había dotado espléndidamente de aquella previsión y seguridad de cálculo que se requiere para antever y combinar determinado número múltiple de jugadas y, dado el caso de realizarse éstas, ver en imaginación cómo quedará la posición de las piezas sobre el Tablero para cerciorarse si la misma resultará ventajosa o desventajosa. Todo esto pueden afirmar quienes hayan visto jugar a Baquero y todo esto atestigua el examen analítico de sus partidas, algunas de ellas publicadas con entusiasta y merecido elogio, en Revistas nacionales y en muchas otras que ven la luz en el extranjero.
El brillante y victorioso MATCH de partidas que jugó contra el Sr. Carvajal, tuvo gran resonancia, tanto aquí como también más allá de las fronteras de España; tuve la honra de anotar algunas de dichas partidas que se estamparon en LA STRATÉGIE de París y que copiaron, publicándolas con especial alabanza, otras revistas de Europa y de América relativas á nuestro juego. Mantuvo también animadas o interesantes luchas contra dos sobresalientes adalides nacionales a quienes ganó, respectivamente y con general sorpresa, otorgándoles Peón y salida de ventaja; a propósito de eso creo que está en lo cierto quien ha dicho que podía otorgar igual ventaja y con el mismísimo éxito, a todos cuantos aquí, en Barcelona, alardeamos de teóricos y prácticos en la materia. Son bien sabidas las recientes victorias que obtuvo, ante numeroso público, en el palacio de Bellas Artes y en el Sportsmen’s Club de esta ciudad de los Condes. En el expresado Club jugó también, empleando cortísimo y relativo tiempo, 12 partidas simultáneas; 10 ganadas, 1 perdida y otra entablada demuestran las disposiciones que tenía el necrologiado para ejecutar airosamente esta suerte de ,juego.
Tales son, en substancia, las cualidades y méritos que tenía la personalidad que ha sido objeto de mis consideraciones. Y ahora cabe preguntar: ¿No han de apesadumbrarse y condolerse mutuamente todos los ajedrecistas catalanes por el sensible y casi repentino fallecimiento de nuestro Baquero, ocurrido en Madrid el viernes de la semana próxima pasada? Pérdida tan inopinada deja entre los ajedrecistas barceloneses un vacío muy difícil de llenar.
¡Infortunado amigo mío! Eras joven todavía, pues dejaste de existir a los 42 años de edad -creo que fueron 43-. Insidiosa y extenuante enfermedad minaba de algunos años a esta parte tu existencia, llena de afanes y de múltiples ocupaciones profesionales que, por ser cotidianas e incesantes, no te daban espacio, ni tiempo, ni tregua para atender debidamente a tu quebrantada salud. Ahora alentabas halagüeñas esperanzas de relativo reposo, aspirando a una cátedra de Matemáticas en la que contendías en públicas oposiciones, cátedra que por tu talento, méritos y añeja práctica en la materia, hubieras sin duda alguna obtenido. ¡Inopinada muerte, vino, de pronto, a tronchar en flor tus nobles y anhelantes aspiraciones! Nadie., excepto Dios, podía prever tal conflicto y tan aciago suceso.
Toda mi vida afluye a mis ojos al redactar las precedentes últimas líneas; ellas son espejo trasparente de los sentimientos que embargan al presente mi ánimo, y ellas constituyen sincera expresión de la fidelidad que mi alma guardará siempre a la buena memoria de nuestro desventurado e inolvidable Baquero.
A la desconsolada familia del finado le envío, desde estas páginas, mi más leal y sentido pésame.
Y en otro artículo, titulado El Ajedrez de luto, que apareció en la revista Los Deportes, el 28 de Enero de 1905, J. de Togores escribía lo siguiente…
“Victima de un colapso, ha muerto en Madrid el eminente jugador de ajedrez D. José Marí Baquero (E. P. D.)
Pocos días cumplen hoy que le veíamos en las tareas del Campeonato que se jugaba en el "Sportsmens’s Club", y a pesar de ser siempre el gran jugador, en su manera de ser y hasta en su juego, demostraba un cansancio especial, una nerviosidad y un estado de ánimo, que bien pudiera llamársele, estado precursor de un fin.
A la Corte fue en busca de gloria: pues muy probablemente hubiera ganado las oposiciones a una Cátedra, motivo por el que se encontraba en la capital; y de la Corte se fue a la gloria, sin haber podido tener las dos últimas satisfacciones, que eran el sueño de sus deseos: la Cátedra de matemáticas, y ganar el primer campeonato de Ajedrez de Cataluña. De la primera no hay que hablar; de lo segundo, es muy loable el acuerdo, tomado por los organizadores y concurrentes al Campeonato, de haberle declarado "Campeón de Honor de Cataluña"; título que bien ganado lo tenía, pues todos los ajedrecistas catalanes como a tal le consideraban, clasificándole de gloria regional, y tal vez de ser el mejor jugador español.
Como hombre fue un correcto caballero, y buen amigo, ejemplar hijo y padre de familia, y como ajedrecista tardaremos mucho tiempo en admirar a un jugador tan firme y convencido, y a mi juicio será difícil reemplazarle en los finales de partida tan brillantes y decisivos.
Hoy le lloramos todos, sus amigos y admiradores; hoy le lloran el Rey, la Dama, el Alfil y compañeros; hoy el ajedrez está de luto.”
Antes de continuar, veamos el remate de su partida contra Josep Tolosa. He girado el diagrama con objeto de tener una mejor visión de dicho final de partida.
Tolosa Carreras, Josep - Baquero Vidal, José María [C67]
Barcelona, 1896
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 Cf6 4.0-0 Cxe4 5.Te1 Cd6 6.Axc6 bxc6 7.Txe5+ Ae7 8.De2 f6 9.Th5 Cf7 10.Cd4 Ce5 11.Cf5 0-0-0 12.Th4d5 13.Cxe7+ Dxe7 14.Dh5 Dd7 15.Dxh7+ Rf7 16.Dh5+ Cg6 17.Td4 Dd6 18.g3 Th8 19.De2 c5 20.Ta4 Ad7 21.Ta3 Ce5 22.f3 Tae823.Df2 d4 24.d3
24...Txh2 25.Rxh2 Cg4+ 26.fxg4 Ac6 27.Ah6 Th8 28.g5 Dd5 29.g4 [ 29.Cd2 Txh6+ 30.gxh6 Dh5+ 31.Rg1 Dh1# ] 29...Txh6+ [=29...Dxg5!-+ ] 30.gxh6 Dh1+ 31.Rg3 g5… y Tolosa se rindió. (Ver toda la partida en el pgn adjunto)
En aquella época se estilaba jugar por correspondencia. Hubo un torneo, que se jugó desde 1888 a 1890, que fue organizado bajo los auspicios de Numa Preti, director de La Stratégie de París, siendo el árbitro Juan Carbó y Batlle. Tuvo menguado éxito, pues de siete aficionados que se inscribieron, se retiraron tres, de modo que la lucha quedó reducida a cuatro. El resultado fue: 1.er premio. Manuel Herrero de Lérida; 2º, Andrés Fernández Pozo, de Gijón; 3º, Enrique Dodero, de Barcelona; 4º, Miguel Bosch Mas, de Gracia (Barcelona)…
Veamos los tres primeros editores de la revista La Stratégie y, entre paréntesis, los años de su dirección.
Veamos la curiosidad aparecida en la revista Stadium…
En 1899 se funda otro Círculo de Ajedrez, en la plaza de Santa Ana y en este período se dio a conocer otro gran problemista, Pedro Riera Riquer (Esplugues de Llobregat), pero que pronto dejó la poesía del tablero para dedicarse a la poesía de las letras.
Y es en 1900, casi al mismo tiempo que el momento en que desaparecía la revista Ruy López, que Henri Rinck (Lyon 1870-Badalona 1952) se establece en Barcelona, lo que unido a las buenas relaciones que siempre tendría con el Dr. Josep Tolosa (Gerona 1826-Barcelona 1916), Valentín Marín (Barcelona 1872/1936) y más tarde el Dr. Puig i Puig y también José Mandil (ver artículo sobre José Mandil), contribuyeron en gran manera al auge de los Finales Artísticos…
A pesar de que las disoluciones de los diferentes Círculos se fueron produciendo, también fructificaban nuevas reuniones para la creación de otros, o sea, el “baile” del juego de los reyes en la ciudad de los condes.
Mientras el ajedrez continuaba con su languidez monótona habitual, sucedió un hecho inesperado que produjo gran revuelo. Se celebraban en Barcelona, en otro ejemplo de actividad ajedrecista, unas sesiones de ajedrez viviente con motivo de las Fiestas de la Merced del 1904. La prueba la tenemos en la imagen que sigue…
Septiembre de 1904 - Fiestas de la Merced (Barcelona)
Partida de ajedrez viviente que se jugó en el Palacio de Bellas Artes
… y parece ser que por primera vez en aquellos tiempos se daba en España semejante espectáculo, tan culto como agradable. Veamos la nota que salió en el nº 1189 de La Ilustración Artística… y donde, al final, se destaca la intervención, como no, de Valentín Marín. Pero por otros conductos también he sabido que el Dr. Esteve Puig i Puig fue el director de una de estas partidas de ajedrez viviente: La última de la serie de las disputadas en el Palacio de Bellas Artes.
La consecuencia de dichas sesiones fue la creación de una sección de ajedrez en el Sportsmen’s Club, que dirigió José de Tugores y Muntadas. Y es aquí donde se proyecta y toma cuerpo el primer torneo para el Campeonato de Cataluña -así lo llamaron-, que empezó el primero de enero de 1905 y terminó a principios de febrero. La clasificación final, por lo que se refiere a los ocho primeros lugares, fue la siguiente:
Campeón: Fernando Canon, 14 puntos
Segundo: Joaquín de Montaner y Malato, 10½ puntos
Tercero: Enrique de Flaquer, 10 puntos
Cuarto: Carlos López Cepero, 10 puntos
Quinto: Juan Drudis, 9½ puntos
Sexto: Juan Burch, 9 puntos
Séptimo: Eugenio de Vandrey, 7 puntos
Octavo: Esteve Puig i Puig, 7 puntos
Segundo: Joaquín de Montaner y Malato, 10½ puntos
Tercero: Enrique de Flaquer, 10 puntos
Cuarto: Carlos López Cepero, 10 puntos
Quinto: Juan Drudis, 9½ puntos
Sexto: Juan Burch, 9 puntos
Séptimo: Eugenio de Vandrey, 7 puntos
Octavo: Esteve Puig i Puig, 7 puntos
En dicho torneo participó Baquero que las crónicas dicen que hubiera sido el campeón, ya que superaba en mucho al filipino Canon, si no se hubiese visto precisado a trasladarse a Madrid el 14 de enero de 1905, para hacer unas oposiciones, falleciendo allí al poco tiempo. El crudo invierno de Madrid y su estado débil por la diabetes crónica que padecía de hacía años hicieron el resto. Murió seis días más tarde, en la misma Fonda donde se hospedaba, La Guipuzcoana, calle Peligros nº 3. Cuando su esposa y su tío Mateu Grau llegaron a Madrid, procedentes de Barcelona, Baquero ya había fallecido. Fue enterrado en Madrid, pues no pudo ser trasladado a Barcelona por el alto coste que representaba para la familia.
En una clasificación parcial que he encontrado, que figura más abajo, nos daremos cuenta de que Baquero, conjuntamente con Canon y Montaner, iban por delante. De todas formas es posible que reinara una cierta anarquía en el proceso de celebrar las partidas, pues también veremos que no todos habían jugado hasta dicho momento el mismo número de ellas. De los 26 jugadores inscritos, 7 se retiraron. En unas notas sueltas de Puig i Puig, éste indicaba que los primeros puestos fueron para Ferran Canon -el vencedor-, Joaquim de Montaner, López Cepero, Dr. Drudis y Flaquer…
Todas las partidas debían jugarse en el Sportsmen’s Club, que estaba situado delante del Palacio de Bellas Artes. Debajo tenemos la nota que apareció en Los Deportes, anunciando el propósito de realizar el torneo.
Inmediatamente se disputó otro torneo, que no llegó a terminarse y donde E. Estorch tenía todas las de ganar.
En el primero de los torneos aludidos participó, como hemos visto, el Dr. Puig i Puig, -esta fue la primera vez que participaba en un torneo-, que siempre he dicho que fue una de las personalidades más notables del ajedrez español y principal impulsor del movimiento ajedrecista en Barcelona. Su talante abierto, su talento crítico, su fuerza ajedrecista, su capacidad organizativa, su buen gusto, su sólido criterio actuando en los concursos que actuó como juez, así lo acreditan. Practicó con el maestro alemán Theodor von Scheve (1851/1922), durante la temporada que éste estuvo en Barcelona en 1905, y que es de suponer fue con posterioridad a este torneo que, como hemos comprobado, no obtuvo un buen puntaje. Más adelante, después de quedar campeón de Cataluña, entró a formar parte del elenco de virtuosos del final artístico y el problema, obteniendo notables premios. Su prestigio fue en aumento y se le designó para actuar como juez para España en el torneo de finales de La Stratégie, juntamente con Lasker, Salvioli, Dr. Tarrasch… en The Chess Amateur, junto con H. Weenink, en Italia Scacchistica, con el Dr. Voellmy y A. Batori y en el siguiente año con R.Bianchetti, etc. En 1908, cuando Henri Rinck publicó su libro de los 150 finales, Puig escribió un librito titulado Apuntes críticos sobre 150 Fins de Partie de H. Rinck.
En aquella época el Café de L’Alhambra, enclavado junto al Teatro Barcelona y la Cervecería Munich, en la Plaza de Cataluña, era otro de los puntos de reunión de destacados ajedrecistas. Al poco tiempo el Café cerró y se trasladaron al Café Novedades, donde tampoco permanecieron demasiado tiempo; la causa fue debida a que la sala de juego estaba conjuntamente con la de billares y el silencio brillaba por su ausencia. Y es ahora cuando pasan a la Sala Imperio.
En la siguiente imagen vemos una instantánea muy antigua. El Dr. Puig fotografiado con dos pequeños. Uno de ellos es Albert Albertí, el que luego sería campeón del Club Ajedrez Iberia y el otro, la que años más tarde se convertiría en la esposa del gran compositor catalán de estudios artísticos, José Mandil Pujadó.
Y también le tocó la misa final al Sportsmen’s Club… y el errante grupo continuó su existencia nómada a la que parecía estar condenada. Después de varias etapas llegó a asentarse, a principios de 1909, en el café de la Sala Imperio, en la calle Diputación nº 239. Un local espacioso donde los visitantes siempre fueron atendidos con general deferencia…
Una vez instalados, Augusto del Valle Figueras (Habana 1872) y Leoncio Trullá Cabané (Barcelona 1865), se preocuparon inmediatamente en la organización de la sección. Con el asesoramiento de Puig i Puig acordaron que inicialmente se debía actuar insertando noticias de ajedrez en los periódicos locales. De esta forma Las Noticias comenzó su magnífica columna, de la mano de Esteve Puig i Puig. A raíz de todo esto nació un nuevo Campeonato de Barcelona, que se inició a finales de 1909 y terminó en Marzo de 1910, venciendo el malagueño Francisco Martino López (Torrox 1881), seguido de Domingo Sala Juliá (Molins de Rey 1872) y de Esteve Puig i Puig, siendo éste el primer éxito importante en el nuevo café…
Más adelante continuaremos con los torneos de 1913 y siguientes.
Pero antes, en mayo de 1904, se había concertado un torneo de ajedrez entre las ciudades de Sigüenza y Guadalajara. De las dos partidas iniciales incluyo la primera de ellas.
Pero aún podemos ir más lejos, hasta Cuba. Y nos daremos cuenta que el Dr. Andrés Clemente Vázquez, que en 1891 había fundado la excelente revista El Pablo Morphy, comenzaba una labor extensa, que mereció el beneplácito de las mejores revistas de aquellos tiempos que se congratularon de ello.
El Dr. Andrés Clemente Vázquez fue, en opinión de muchos, el más fecundo de los tratadistas de ajedrez en español. Había nacido en Güines (La Habana), en 1844. Estudió Derecho en La Habana y cuando estalló la insurrección cubana se exilió en México, donde adquirió la ciudadanía, y allí se distinguió como diputado, periodista, literato, jurisconsulto, catedrático… y diplomático. Y, por otra parte, según comenta Paluzíe, Andrés Clemente era un fuerte jugador y excelente analista; por su estilo vehemente, cálido y pintoresco, unas veces candoroso e infantil, otras exagerado hasta lo absurdo, pero siempre apasionado sin límites por el supremo juego, merece ser tenido en cuenta como el escritor ajedrecista más original de nuestra raza, siendo singular la fauna ajedrecística que surgió al calor de su infatigable pluma. Pero ¿por qué he traído este personaje a estas columnas? Pues por varias razones, al margen de lo dicho con anterioridad. La primera porque fue el director de la revista mensual cubana El Pablo Morphy, que ya he comentado -la portada de su primer número del 15 de octubre de 1891 la veremos más abajo-. Y después, porque en aquella época fue, no sólo un notable jugador de ajedrez, sino que también se le consideró uno de los primeros jugadores del mundo. Se dice que se enfrentó a Mackenzie, Steinitz, Ettlinger, Chigorín, Blackburne, Lasker, Gunsberg, Walbrodt… y venció en no pocas partidas. Pese a ello nunca consiguió ganarle un match a Celso Golmayo para poder convertirse en el primer ajedrecista de la isla.
Adjunto algunos recortes aparecidos en su revista en los cuales veremos que se habla de jugadores españoles.
Dos de las partidas disputas en Barcelona entre Carvajal y Baquero (*)
comentadas en la revista El Pablo Morphy por el Dr. José Tolosa y Carreras
(para ver el texto a mayor tamaño solo hay que hacer clic sobre la imagen)
(*) Ambas partidas, junto con otras de Baquero están en el pgn adjunto.
También apareció una nota en la misma revista. En la misma se solicitaba a Baquero el envió de una fotografía suya, además de las partidas de su match contra Carvajal. Ignoro si el envío se realizó, por cuanto por ningún lado he podido encontrar fotografías de Baquero, con una sola excepción, que es la que figura al comienzo del artículo donde comento su defunción. Y es que, la mayoría de las veces, resulta muy complicado y materialmente imposible, pese a hurgar en las mismas entrañas de la tierra -es un decir-, encontrar todo lo que uno desearía. Pero, a veces, esta insistencia conlleva alguna pequeña sorpresa, que se convierte en un pequeño tesoro, una reliquia, para todos aquellos que estamos interesados en recuperar un poco de lo mucho que se ha perdido.
Nota aparecida en la revista solicitando una fotografía de Baquero,
donde se observa que ya le consideraban Campeón de Cataluña
Y en el recorte de la siguiente carta, enviada desde Gijón, dirigida al director de la revista, se habla un poco de la situación del Ajedrez en España, así como de la gran labor que venía realizando Juan Carbó y Batlle, personaje que fundó la revista EL AJEDREZ, de corta duración, según el libro de Delaire (1865/1867), pero que el autor de la carta que sigue indica que fue en 1862 el primer año de su aparición.
Y también en dicha revista cubana he hallado esta partida, jugada por correspondencia, entre unos jugadores de Gijón y de Lérida…
Y ahora ya podemos ver la portada del nº 1 de El Pablo Morphy…
Es un juego divertido
que requiere mucha maña…
por cada pieza que pierdo
gano horas de migraña.
que requiere mucha maña…
por cada pieza que pierdo
gano horas de migraña.
Y antes de proseguir con los temas de la Sala Imperio, veamos algunas notas extractadas sobre los torneos de San Sebastián de 1911 y 1912, así como las impresiones de Paluzíe sobre los jugadores que entonces “reinaban” en España. Una curiosidad como otra cualquiera.
Torneo internacional de San Sebastián, año 1911
Se dividió en dos secciones, la 1ª para maestros y la 2ª para aficionados.
En la 1ª concurrieron 15 maestros, todos de primera categoría y de diversas naciones. Se llevó el primer premio el cubano José R. Capablanca y Graupera (Habana 1888), oriundo de España, astro de primera magnitud en el firmamento del ajedrez, y el único jugador de fuerza capaz de arrebatar la dignidad de Campeón del mundo que ostenta el prusiano E. Lasker, después de haber vencido al inmortal W. Steinitz en 1894 y 1896.
En la 2ª sección tomaron parte 12 aficionados, 2 de ellos extranjeros y los 10 restantes españoles. El resultado fue: Primer premio: Luis Rodríguez Santa María, de Madrid. 2º y 3º, ex aequo, Esteban Puig, de Barcelona, y K. Steinweg, de Cassel. 4º Agustín Gómez, de Madrid.
Torneo internacional de San Sebastián, año 1912
Concurrieron 11 maestros extranjeros y obtuvo el primer premio Akiba Rubinstein, de Varsovia. No hubo sección de aficionados, por lo cual ningún español tomó parte en el Torneo.
Además de los importantes núcleos de aficionados que ha habido en Madrid y en Barcelona, en otras ciudades de la nación han descollado excelentes cultivadores del ajedrez. He aquí algunos, por orden alfabético:
- Antonio Mª Autrán García (Habana 1873), buen jugador y problemista.
- Ramón Barsi.
- José Beltrán Infanzón, de Grado (Asturias), que ha compuesto algunos problemas.
- Mariano Campá y Porta, de Vich (murió joven en 1870), que compuso unos pocos problemas.
- Wenceslao Carreño.
- José-Salvio Fábregas y Domingo, de Tarragona (1838- 1915). Buen jugador, solucionista, compuso unos pocos problemas y tuvo la mejor biblioteca ajedrecística de España (570 volúmenes).
- Andrés Fernández Pozo (Matanzas, isla de Cuba 1845-Gijón 1911), ardiente propagandista del ajedrez en el Norte de España y poseedor de una buena biblioteca.
- Fornovi, de Almería. La familia de este nombre cuenta numerosos y muy buenos aficionados.
- Demetrio Galcerán Cuscó, de Villanueva y Geltrú (1843-1909), de bastante fuerza, que se dedicó especialmente a jugar por correspondencia.
- Mateo Garreta y Fusté (Prats de Llusanés 1866). Actualmente en Reus.
- Celso Golmayo y de la Torriente (Habana 1879). Hijo del inmortal Golmayo, de fuerza casi igual a la de su hermano Manuel; como éste, vino a España cubierto de laureles ganados en su país natal, entre los cuales sobresale el haber obtenido en 1896 el campeonato del Club de Ajedrez de la Habana, triunfando de los mejores jugadores, de los que sólo mencionaremos a Andrés C. Vázquez.
- Francisco Iturribarría.
- José Juncosa Molins, de Zaragoza.
- J. MATA, de Sevilla, que ganó el 1er. premio en un Torneo local, el año 1913.
- Pedro Morodo, de La Coruña.
- Navarrete, de Sevilla.
- Julio Polanco, de Santander.
- Jesús Rodríguez López, de Lugo, campeón de Galicia.
- José Romero, que por los años de 1862 a 1867 se dio a conocer como problemista de bastante ingenio.
- José Manuel Ruiz, de Sevilla, que en 1893 sostuvo briosamente en esta ciudad dos matchs con Martínez de Carvajal, quién resultó vencedor.
- César Aurelio Sánchez.
- Manuel Zaragoza Ruiz (Barcelona 1880). Actualmente en San Sebastián.
* * *
Sigamos ahora con los torneos de la Sala Imperio…
El 17 de septiembre de 1912 se reunieron en Barcelona el grupo de entusiastas ajedrecistas, que ya lo hicieron con anterioridad para otros torneos, para llegar a un acuerdo y organizar un nuevo Campeonato, Barcelona 1913, que se jugaría en el Café de la Sala Imperio. Se nombró una Comisión que estuvo formada por:
Presidente: Augusto del Valle
Vicepresidente: Dr. Esteve Puig i Puig
Secretario: Leopoldo de Lafuente
Vocal Contador: Josep J. Reverter
Miembro de la Comisión Organizadora: Fernando Martino
Vicepresidente: Dr. Esteve Puig i Puig
Secretario: Leopoldo de Lafuente
Vocal Contador: Josep J. Reverter
Miembro de la Comisión Organizadora: Fernando Martino
Las bases, reglamentación e inscripciones fueron propuestas por el Dr. Este Puig i Puig -que indicó que se jugaría a doble vuelta-, mientras que la dirección del torneo estuvo a cargo de José Paluzíe y Lucena y como juez-árbitro se encargó Vicente Martínez de Carvajal.
En este torneo se empleó por primera vez en Barcelona, según parece, relojes especiales para el control del tiempo destinado a cada jugador. El ritmo fue de veinte jugadas por hora y, además, en cada partida había un testigo qua anotaba la partida. Algo parecido a como se hacía en los grandes certámenes de Alemania e Inglaterra.
Todos los participantes tuvieron que satisfacer 25 pesetas como derechos de inscripción. (Veinticinco pesetas, en aquella época, era una cantidad que solamente se podían permitir la gente con buena posición económica). El total recaudado, más lo que aportó la organización, sirvió para establecer los premios en metálico, que hubo para todos y fueron los siguientes: Para el primero: 146,25 ptas., segundo: 117; tercero: 104; y así bajando gradualmente hasta el 14º, Permanyer, que solamente fue premiado con 19,50 ptas. Pero también se obsequiaron objetos de arte y obras de ajedrez. El vencedor obtendría, además, el título de Campeón de Barcelona, al margen de la clasificación que obtuviera Albin.
En aquellas fechas se encontraba en Barcelona el maestro Max Adolf Albin (Bucarest, 1848 - Viena, 1920), que fue invitado al torneo. Éste aceptó con la condición de que su concurso no alterase la clasificación de los jugadores nacionales. Es decir, que con su condición de profesional se le declarase fuera de concurso para el primer lugar de campeón, si es que así finalizase, si bien se le respetase el premio en metálico que hubiere.
Como anécdota decir que el más longevo de los participantes era Joan Miró, con 74 años y el más joven, Hermann Metzger, un joven alemán de 24 años que residía en Barcelona.
Veamos la siguiente imagen con todos los participantes y el trío arbitral.
1913 - Sala Imperio (*)
Imagen de todos los participantes y los dos jueces
De izquierda a derecha, de pie: Sivilla, Puig, Metzger, Lafuente,
Ardévol, Reverter, González, Puntas, Permanyer, Batlle, López y Valle
Sentados: Miró, Paluzíe, Carvajal y Albin
(*) Aunque parezca idéntica, esta imagen es diferente de la que existe en el artículo anterior, incluida por error, ya que el pie con la indicación de los jugadores le sobraban dos nombres, que sí están en ésta. A continuación vuelvo a repetirla para que vean la diferencia.
El orden del sorteo de los jugadores fue el que se indica en la columna (Nº) del cuadro de puntuación que sigue.
Al término de la primera vuelta la clasificación era la siguiente…
Hubo un premio especial cedido por Henri Delaire. Delaire fue el primer presidente y fundador de la Federación Francesa de Ajedrez, autor de diversos libros de notable interés. En el artículo sobre José Juncosa ya comentaba sobre su libro Les Échecs Modernes, del 1925. Pueden ver algo sobre Henri Delaire en el siguiente enlace…
El premio, otorgado por Henri Rinck, con el acuerdo del director del torneo José Paluzie y Lucena y el árbitro principal Vicente Martínez de Carvajal, fue concedido a Emilio Ardévol, por sus partidas ante Alfredo Sivilla y Max A. Albin. Partidas que se pueden ver en el pgn adjunto.
Las fotografías que siguen sobre este personaje han sido cedidas por el amigo Dominique Thimognier, a quién agradezco sinceramente este detalle.
Delaire, presidente del Círculo Philidor, jugando contra Lemarchand
En el centro, Dubost, Secretario del Círculo
En 1914 se organiza un nuevo torneo: El Campeonato de Cataluña de 1914 cuyos pormenores podremos ver a continuación en el interesantísimo artículo del 20 de abril de 1914, en el cual José Paluzíe y Lucena nos cuenta las diferentes características del torneo, parte del desarrollo y clasificación final, del que está considerado como primer campeonato, no oficial, de Cataluña. Y digo no oficial, por cuanto no existía ninguna federación que lo validase. También se jugó al mismo tiempo un campeonato de segunda categoría, venciendo Silvestre Torras, seguido de Alemany y Ferrer… Una buena parte de estas partidas figuran en el pgn adjunto.
Encima de estas líneas tenemos la cabecera de la página de Ajedrez, de la revista Stadium, de donde he podido extraer alguna de las partidas que figuran en el pgn adjunto.
1914 - Sala Imperio, Campeonato de Barcelona
Participantes y organizadores (de izquierda a derecha)
Sentados: Doménech, Martino, Paluzíe, M. Golmayo,
Puig i Puig, Polanco y Reverter
De pie: Estadés, Lafuente, Puntas, Blasco, González,
Parellada, Godoy, Ferrer, Mayer, Gómez, López Cepero,
Ardévol, Fábrega, Avilés, Villegas, Cucurella y Bertrán
Mientras tanto, en todo el mundo se iban produciendo noticias sobre ajedrez. Aunque estén un poco entremezcladas, vale la pena ojear en ellas para ver lo que estaba ocurriendo en aquellos momentos…
Y no todo fueron torneos en Barcelona, sino que también hubo aficionados que tenían ganas de organizar eventos ajedrecistas. Veamos este resumen del celebrado en Arenys de Mar…
Y en Febrero de 1915 se abre el concurso de solución de problemas, que también indicaban que era la primera vez que se celebraba en España un concurso de este género. Quizás los amigos de la SEPA puedan corregir este detalle. El concurso en sí consistía en resolver 12 problemas de 2 jugadas, que fueron enviados por The Good Companion Chess Problem Club, de Philadelfia (EE.UU). Resultó vencedor -de entre nueve participantes- Manuel Golmayo, que entonces residía en Barcelona (ver recorte de prensa donde se habla de ello, además de sobre el primer premio conquistado por Valentín Marín en otro concurso de la misma sociedad en octubre del año anterior).
21-2-1915 – Café de la Sala Imperio
Torneo de Solucionistas (participaron 9 jugadores)
Directores: Valentín Marín y José Paluzíe,
que aparecen de pie al fondo de la imagen
Vencedor: Manuel Golmayo, el segundo de la izquierda,
seguido del Dr. Puig, F.Martino, Del Valle y Clusella.
El Dr. Puig es el penúltimo, sentado, de la derecha.
* * *
Y de nuevo otro torneo de ajedrez. Desde el 2 de mayo de 1915 hasta el 12 de junio se celebró un torneo de clasificación, con los resultados siguientes…
Más adelante, en 1916, terminó un torneo “handicap”, con el resultado que indico...
1º F. Martino
2º José Alemany Fortich
3º José Palazón Fallos
2º José Alemany Fortich
3º José Palazón Fallos
Y después vino otro Concurso de Problemas, con las condiciones que se fijan en el siguiente recorte, si bien la posición indicada como modelo contenía un error, por lo que hacía el problema insoluble. No obstante, en una nueva noticia que comunicaron más tarde se dio la posición correcta. Más adelante insertaré el diagrama con su solución…
A continuación he anotado el problema-modelo que indicaba con anterioridad…
PROBLEMA TEMA CLUSELLAS - B+ (Mate en 2 jugadas)
Café de la Sala Imperio-1915
Café de la Sala Imperio-1915
1.Tb4 Dxa2
[1...Txa2 2.Axd4# ;
1...Txb4 2.De6# (2.Dd5# ) ;
1...axb4 2.Dd5# (2.De6# ) ;
1...fxe3 2.Dxh2# ;
1...Dc2 2.Axd4# (2.Dd5# ; 2.De6# ) ;
1...Axe4 2.De6# ]
2.Axd4#
[1...Txa2 2.Axd4# ;
1...Txb4 2.De6# (2.Dd5# ) ;
1...axb4 2.Dd5# (2.De6# ) ;
1...fxe3 2.Dxh2# ;
1...Dc2 2.Axd4# (2.Dd5# ; 2.De6# ) ;
1...Axe4 2.De6# ]
2.Axd4#
Y por si fuera poco, también un concurso de Estudios y Finales…
* * *
Este artículo he podido realizarlo gracias también a las notas encontradas en las revistas Stadium, Los Deportes, La Ilustración Artística, y el Butlletí d’Escacs de la Federación Catalana de Ajedrez, donde se pueden encontrar diferentes anotaciones sobre esta época, de Francesc Armengol, Ricardo Guinart Cavallé, así como de mi amigo Ramón Crusi Moré (epd), fallecido hace unos meses.
Y también algunos de los apuntes que he concretado han sido gracias al estupendo libro de Paluzíe, cuya portada figura más abajo y que, en su parte final con el título de AJEDREZ EN ESPAÑA, describe aquella primera época del ajedrez en nuestro país.
También he contado, una vez más, con la colaboración especial de mi amigo Alejandro Melchor que, como siempre, me ha ido bombardeando con notas e indicaciones destinadas a mejorar el contenido de este artículo. Y debo hacer mención a la buena disposición de Dominique Thimognier, que ha tenido la delicadeza de ceder una buena cantidad de imágenes para este artículo.
El amigo Miquel Artigas, una vez visto el artículo, me ha enviado la portada original del Primer Libro del Ajedrecista, de José Paluzíe y Lucena, que con mucho agrado he añadido al artículo, agradeciéndole, una vez más, esta deferencia.
Antes de terminar, una curiosa imagen de como se vivía el ajedrez en los tiempos de los tres mosqueteros…
En fin, espero y deseo que esta recopilación informativa pueda aportar un poco de luz en el Ajedrez de aquellos tiempos. Las 90 partidas que he podido localizar de dichos años figuran en el pgn adjunto. Me gustaría y agradecería cualquier comentario y/o imagen sobre los puntos que podáis divergir o que sirvan para ampliar aquellos otros que no hayan quedado suficientemente clarificados. Por todo ello os agradezco anticipadamente vuestra buena disposición.
Joaquim Travesset
28 de septiembre de 2013