“El llibre dels Jochs Partits dels Scachs en nombre de 100, ordenat e compost per mi Francesch Vicentnat en la ciutat de Segorb e criat e vehi de la insigne e valerosa ciutat de Valencia."
Hace unos días, a raíz de consultas en las diferentes hemerotecas, con objeto de intentar conseguir información sobre un torneo del cual tenía interés, me topé con la página 5 (nº 7121) de la revista argentina Ressorgiment, donde se recogía un interesante artículo de Joan Ventura i Sureda bajo el título "A LA RECERCA D’UN LLIBRE ESCAPADÍS", que podéis ver en la siguiente fotografía. Título que podría interpretarse como "En busca de un libro huidizo"… No es que considere que este encuentro con dicho artículo sea una novedad, pero sí que me gustaría comentar algunos puntos de los que en él se citan.
Y la que sigue es la portada de la citada revista…
¿Quién era Antoni Palau i Dulcet?
Pero permitidme, antes que nada, hacer una breve memoria de quien fue Antoni Palau i Dulcet, que tenía un prestigio impresionante y era respetado y admirado, tanto personalmente como por su colosal obra. Allá por el año 1926, alguien escribió algo parecido a esto:
“Palau fue un librero que estimaba los libros. Vivía en una tienda, oscura y profunda, de la calle Sant Pau, llena de libros. Cuando Palau os muestra un libro -cualquier humanista de la Reforma, cualesquiera Memorias francesas de finales del siglo XVIII- da la impresión de que os muestra una joya.”
“Antoni Palau i Dulcet, al fondo de su tienda penumbrosa, es como un pálido fantasma de un tono apagado de hueso, de marfil. Tiene en el rostro, conmovedoramente marchito, la palidez de todos los hombres que han dedicado el mejor amor de su vida a los libros y se han pasado la vida entre ellos. En este rostro pálido -de una palidez que no tiene nada que ver con las pinturas de El Greco; de una palidez más humana, más humilde, menos literaturesca-, los ojos son una brasa viva de pasión. Antoni Palau i Dulcet tiene un andar leve y silencioso, tiene una voz mate y opaca. Este caminar, esta voz, son cualidades del hombre que vive entre libros y estima los libros. ¡Gran amor este que ofrecen los libros, mejor que el que ofrecen los brazos de una mujer!”
“Antoni Palau i Dulcet, en su librería, viste una bata clara, de dril, vulgarísima; se cubre con una más que ordinaria gorra. A pesar de ello, este exterior humilde de cada día, no sabemos por qué la figura afable y discreta del librero Antoni Palau i Dulcet nos recuerda las figuras de Erasmo y de Tomás Moro.”
“Viene a cuento, al hablar de Antoni Palau i Dulcet, el haber éste publicado un fascículo de interesantísima lectura: De libros y de libreros. En este fascículo, el enamorado de los libros y de la profesión de vender libros -profesión bella por excelencia-, se duele de qué en las literaturas europeas no sea más grande el número de Memorias de libreros”
“Verdaderamente los libros de Memorias tienen un interés y un embrujo que no tiene la novela. Recordemos, tan solo, las Memorias de Madame Roland, las de Carlota Robespierre, las de Tilly, las de la condesa de La Motte, las de Mercier, que no son, propiamente dichas, unas memorias, sino unos cuadros del viejo y el nuevo París: el París de la monarquía y el de la República.”
“Este fascículo, salido de las prensas de Octavi Viader (i Margarit), produce en nosotros un sentimiento de profunda estima por este librero que se llama Antoni Palau i Dulcet.”
En otro artículo, fechado el 15 de agosto de 1935, firmado por J.C., en el que habla de su libro “Memòries d’un llibreter català”, entresaco los siguientes párrafos:
“… Como su título indica, se trata de unos recuerdos personales, los de una larga vida pasada entre libros de toda naturaleza, antiguos, modernos, nuevos, viejos, valiosos e insignificantes, hojeados de uno en uno, repasados, coleccionados, bien en el mostrador, bien en el sancta sanctorum de la trastienda, bien de pie, en el umbral de la puerta de la calle, aprovechando la luz natural, que apenas entra en aquella tienda, por donde ha pasado casi todo el mundo: humildes aficionados a la lectura, casi analfabetos en busca de un formulario de correspondencia, opulentos bibliófilos, sabios de fama universal, eruditos eminentes, autores de renombre y olvidados…”
“Tanto los unos como los otros, quiero decir los libros y los clientes, han sido, aquellos más que estos, anotados, seguramente en aquellos trozos de papel que no se pueden poner como un modelo de papeletas para el catálogo de una biblioteca y que tantas veces hemos visto apelotonados al lado de una montaña de libros…”
“…Todas ellas -se refiere a las páginas de sus libros- testimonian la pasión por su oficio y por las letras de este hombre de curiosidad universal, editor, erudito, lector incansable, iniciador de tantos principiantes en los laberintos de la bibliografía y la bibliofilia y autor de aquel Manual del Librero, obra de benedictino…”
En las páginas 71 y 72 de La Revista, enero/junio de 1933 (ver este enlace) figura un artículo del propio Palau que lleva por título La llibreria Palau, del que he extraído el siguiente párrafo, que traduzco:
“... Son muchos los bibliotecarios y profesores extranjeros que, al emprender su viaje de vacaciones por España, han querido visitar al autor del Manual que se ven obligados a manejar. Algunos quedan azorados, al ver un trabajador humilde. ¡¡¡Creían encontrarse un letrado, viviendo holgadamente, sin hacer nada, y gozando de su gloria!!! Hemos dicho y lo repetiremos: nosotros somos trabajadores. Lejos de nosotros el ocio. Siempre hemos trabajado y trabajaremos hasta morir…”
De todas formas, el relato más completo, interesante e ilustrativo de la personalidad de Antoni Palau i Dulcet, lo he encontrado en el tomo 16 de las obras completas del gran escritor Josep Pla i Casadevall donde, de las páginas 597 a la 637, hace una excelente exposición de toda su vida, desde su nacimiento hasta el final de sus días. De dichas páginas he extraído los siguientes párrafos. Veréis que en uno de ellos cito un caso sobre cinco volúmenes de una historia que aparentemente también andan desaparecidos y nadie conoce su destino.
“…De la lampistería Ponsa, donde entonces trabajaba, 1885, el señor Palau ha escrito lo que sigue: "Yo era una excepción entre los compañeros de trabajo. Como sea que me veían sin vicios y malas costumbres, estudioso y entregado al excursionismo, me tildaron de jesuita y de payés… pero con el tiempo acabaron por respetarme y me escogieron como consejero…"”
“…En 1889 ingresa de socio en el Ateneu Barcelonès. De esta institución, lo que más le apasiona, ante todo, es la biblioteca… Allí conoce Antoni Gaudí, con el cual llega a tener una positiva amistad. Decía Palau: "Él, como yo, era humilde, creyente y trabajador. Nos unió un estrecho lazo de afecto y durante mucho tiempo fuimos inseparables…"”
“…En la vida y en las actividades posteriores de Palau, el matrimonio fue un hecho decisivo. A su lado, Concepció Claveres i Cañal, se convirtió en la esposa eficaz, que le permitió desentenderse de los problemas domésticos… Así el matrimonio empezó a vender los paquetes de libros como Dios manda, cuando no hay ni un pan en la tabla. Es decir, poniendo los libros en el suelo de la calle… De la exposición en el suelo pasó a los portales de escaleras y, después de pasar las diferentes vicisitudes consiguió llegar al desiderátum, o sea tener una tienda de libros usados en los bajos del número 41 de la calle Sant Pau… Con la espléndida luz diurna del fondo de la tienda se encontraba a gusto y el establecimiento se convirtió en un lugar de trabajo agradable y eficaz y llegó a declarar que allí haría vida y muerte, como así sucedió hasta que le sobrevino el fatal desenlace, habiendo cumplido ochenta y ocho años… Su seriedad de librero, sus conocimientos, su puntualidad absolutamente europea, desproveída de pintoresquismo y de bohemia, terminaron por dar a la tienda de la calle Sant Pau una categoría muy elevada…”
“… Su conciudadano y amigo Ramon Cantó Espinach, modesto dibujante en la casa editorial Paluzíe, había escrito, a ratos perdidos, una "Història de Montblanc" que ocupaba cinco volúmenes manuscritos. Era una obra fantástica, en gran parte imaginativa, sin ningún rigor histórico, desprovista de toda técnica positiva. El manuscrito contenía, no obstante, interesantísimas compilaciones folclóricas y una cantidad de anécdotas locales verídicas y de una significación indudable. Cuando Cantó falleció, su hijo vendió los cinco volúmenes al Ayuntamiento de la villa, y Palau, al publicar su guía "La Conca de Barberà" (1912), hizo constar que el manuscrito se encontraba en el Ayuntamiento a la disposición de todo aquel que quisiera acercarse. Esta afirmación exasperó a la persona que entonces era el secretario de la población, el cual retenía, según la voz pública, el manuscrito en su casa particular y lo utilizaba para sus trabajos personales, alegando que la decisión era correcta, porque si hubieran dejado el manuscrito en el abandono -¡en el abandono municipal!- se hubiera deteriorado y a la larga destruido. Estos eran los argumentos del secretario: lo que nadie duda es que el manuscrito no se sabe dónde ha ido a parar, ni nadie lo ha visto nunca más. Ante este hecho, Palau se indignó y escribió: "Mis gestiones encaminadas a retornar el libro a su lugar la "Història" o como último recurso depositarla en la Biblioteca de Catalunya, no han triunfado. Los herederos del secretario dicen que no tienen los cinco volúmenes ni saben dónde están. Y, no obstante, la obra existe y haré todos los posibles por tal que no se pueda negociar. La obra es propiedad legítima de Montblanc y aquel que la guarde, si es buen cristiano, debe restituirla. Si es un codicioso y la guarda con miras al dinero, los hijos de Montblanc han de utilizar todos los medios y todos los esfuerzos para que no la disfrute."”
Y precisamente en este PDF que podemos descargar sobre Ramon Cantó Espinach, donde en la página 76 figura esta nota, que indica que pudieron recuperarse tres de los cinco volúmenes que estaban desaparecidos, no sin antes pasar por una serie de peripecias, si leéis las subsiguientes páginas:
“…L’obra constava de cinc volums dels quals, malauradament només se’n conserven tres. En ells hi trobem informacions diverses com reculls de cançons populars, personatges montblanquins que han ocupat càrrecs diversos, retalls de notícies publicades en mitjans escrits referents a la vila, indústries, negocis, entitats social, dibuixos de les construccions més significatives, etc. Si bé a dia d’avui és evident que aital recopilació de dades feta als voltants del 1900 és d’un interès incalculable pels historiadors que s’aproximin a la història de Montblanc, també és cert que ja suscità interès en la seva època: Palau i Dulcet testimonia en les seves memòries que Joan Poblet i Teixidó, provà de quedar-se amb el manuscrit per al seu propi ús…”
En esta entrada, debida a los señores Eduard Contijoch i Miquel y Josep Maria-Tomàs Grau i Pujol, he localizado el fragmento que sigue:
“Biografía del maestro Ramon Cantó i Espinach (Montblanc, 1844-Barcelona, 1907), el cual emigró a la ciudad de Barcelona, desde donde redactó La Història de la illustre i reial vila ducal de Montblanc. El 1896 propuso al ayuntamiento de la capital de la Conca de Barberà su edición, pero esta institución, a causa de la crisis de la filoxera de aquel momento, no pudo hacerse cargo de la impresión. La obra se mantuvo inédita y del original se han conservado diversos volúmenes, uno de los cuales está en el Museu-Arxiu de Montblanc y dos en el Arxiu de la Corona d’Aragó (ACA).”
¿Cómo puede ser esto posible, que un libro, adquirido por el Ayuntamiento de Montblanc, haya terminado diseminado parcialmente entre dos sitios totalmente antagónicos?
“Delante de extorsiones y depredaciones de este sentido, estaba dispuesto a hacer todo lo que conviniera. Cuando él, particularmente, era la víctima, entraba en un estado de resignación melancólica y en la indiferencia. Era de esta manera y si me agrada subrayarlo es porque no suele ser nada frecuente en este país en qué los intereses particulares y la visión personal de las cosas lleguen a ser casi totales y permanentes…”
“Palau fue un hombre de fichas/papeletas. Terminó por reunir una cantidad fabulosa…. Conoció a Jaume Oliver, quién estaba preparando una bibliografía por materias, y le cedió centenares de papeletas con objeto de que pudiera ampliar su nutrida base de datos. Oliver falleció sin poder llevar a cabo su proyectada obra. Más tarde, cuando Palau, se puso a trabajar en su "Manual", aquellas papeletas libradas sin ninguna utilidad, las encontró a faltar. Pero se resignó. Era así, de desprendido.”
“… he pedido a uno de los libreros, hijo de Antoni Palau, que me explique de qué forma trabajaba su padre… "No hace falta decir que mi padre no conoció la máquina de escribir. Hasta muy tarde en la vida no utilizó la pluma estilográfica. Trabajó con el anacrónico mango, el hierrecillo, la pluma y el tintero, como lo que conocíamos de criaturas en el colegio. Esta manera de hacer aumentaba las dificultades, como es perfectamente previsible y, aunque muchas personas dijeran que todo ello aumentaba los méritos de mi padre, no hay duda de que las pérdidas de tiempo fueron mucho de lamentar. Por esto me parece exacta la afirmación según la cual la obra llevada a término fue una pirámide construida de cabeza hacia abajo…"”
Supongo que con todo lo que he contado sobre Antoni Palau i Dulcet todos tendremos una idea de la clase de persona que era. Por tanto, es el momento de volver sobre el tema de la cabecera.
En busca de un libro huidizo
Joan Ventura i Sureda decía esto en los primeros párrafos de dicha revista Ressorgiment:
Hace cosa de unos dos años, mi amigo Leopold Font, antiguo y acreditado librero de la ciudad mexicana de Guadalajara, me escribía: “El librero Antoni Palau i Dulcet, de Barcelona, autor del Manuel del Librero Hispano-Americano, está tratando de averiguar donde se puede encontrar, en los Estados Unidos, un tratado de ajedrez, impreso en catalán, el cual “emigró”, hace años, de Barcelona. La ficha del libro es: Vicent (Francesch), ”Jocs Partits dels Schacs”, Valencia, por Lope de la Roca y Pere Trinxer, 15 de mayo de 1494, 8º gótico. Contiene 100 problemas y alguien dice: 100-72 pp.”
“¿Cómo podría averiguarse donde habrá ido a parar este libro?” –pregunta para terminar, el señor Font.
“…El libro de Vicent les era, a todos los consultados, sino completamente desconocido, al menos inexistente…”
“Considero el sacrificio que representa para un librero anticuario, de 85 años, emplear la moderna máquina de escribir. Así es que, pocos días después, recibí una carta de del señor Palau i Dulcet, escrita a mano con una claridad caligráfica que, ciertamente, desdecía de su edad (*). Transcribiré el párrafo más pertinente: "Mi malogrado amigo, Josep Paluzíe i Lucena, pasó toda su vida escribiendo cartas, urbi et orbi, para localizar algún ejemplar del Vicent, pero falleció sin conseguir nada. Yo he conocido lo que referiré de J. Pin i Soler y P. Font de Rubinat, ambos difuntos, los cuales tuvieron en sus manos un ejemplar del libro en cuestión.”
(*) Podéis ver el tipo de su letra, en la firma que figura al principio de esta crónica.
Ahora podemos ver una fotografía de estos dos afortunados, precedida de la del librero-anticuario, Salvador Babra. Por cierto, observo que tanto Babra como Font, tenían el mismo segundo apellido.
Aquí tenemos a Josep Pin i Soler, autor del libro Problemes d’escachs d’autors catalans contemporanis, publicado el 1899 e impreso en Henrich i Companyia. Un excelente libro que Pin i Soler tuvo la satisfacción de dedicarlo al eminente Josep Brunet i Bellet y que contiene 137 problemas.
Cada uno de los 137 problemas figura en el libro con una imagen semejante a la que ahora vemos…
El libro empieza con un problema de mate en dos jugadas, el nº 1, de Josep-Salvi Fàbregues i Domingo, de Tarragona. Previamente existe un interesante prólogo sobre diversos temas. En una parte de éste, página 27, haciendo referencia al libro de Vicent, dice esto (traduzco del catalán):
“II-¡Extraña suerte la del célebre y no encontrado libro! Se sabe positivamente que ha existido -aquí Josep Pin i Soler viene a confirmar lo que ya indicó Antoni Palau i Dulcet, que Pin había tenido el libro en sus manos- y conocemos el nombre del autor, lugar y año de estampación, pero nadie de los vivientes debe haberlo leído. Empezaba así:”
"Libre dels jochs partitis dels Scachs en nombre de 100 ordenat é compost per mi, Francesch Vicent, nat en la ciutat de Segorbe, criat é vehi de la insigne e valerosa ciutat de Valencia."
“Y terminaba con:”
"Á loor e gloria de nostre Redemtor Jesu-Crist, fou acabat lo dit libre dels jochs partitis dels Scachs en a insigne ciutat de Valencia e estampat per mans de Lope de Roca Alemany e Pere Trinchet librere a XV días de Maig del any MCCCCLXXXXV."
“Autores posteriores a Francesch Vicent citan el libro con elogio. Dicen como era y de qué trataba y, según consta, existió un ejemplar en la librería del monasterio de Montserrat hasta los primeros años de la presente centuria.”
“Contingencias de guerra, aficiones poco escrupulosas de amantes de libros o más que otra cosa la ignorancia deben haber contribuido a que los ejemplares de la obra de Francesch Vicent, desde hace muchos años, no se hayan encontrado.”
“Además de las diligencias y encuestas de los bibliófilos de casa, un autor meritísimo en la materia y ardiente aficionado a las curiosidades bibliográficas, referentes al ajedrez, el señor barón Tassilo von Heydebrand und der Lasa, ha buscado el libro por todos los rincones donde se podía sospechar que hubiese probabilidades de encontrarlo. Ha escudriñado sin resultados la Colombiana, de Sevilla, el archivo, depósito, almacén o lo que sea, de Simancas, la Biblioteca Nacional de Madrid, bibliotecas de particulares y de conventos, ha solicitado noticias a librerías públicas y privadas de Europa, del mundo, ha interrogado por carta o verbalmente a todos los que participaban de sus aficiones, y sus esfuerzos, reunidos a los de muchos otros, han conseguido solamente la casi evidencia de que hoy no debe existir ningún libro de Francesch Vicent.”
“Antes de Francesch Vicent se citan libros que hablaban de ajedrez, y nuestro Rei Martí l’Humà, los poseía en su biblioteca, los cuales pueden leerse en el inventario ya citado; pero impresos "ab problemes y diagrames" reproducidos por medio de caracteres móviles, que en 1495 era invención novísima, no existe ninguno en el mundo que sea anterior al de nuestro compatricio, y que trate exclusivamente de luchas y estrategias de ajedrez.”
Más adelante incorporaré las imágenes de tres de las páginas del libro de Pin i Soler, que hablan sobre lo antedicho.
“Esta constatación que repetimos aquí queríamos hacerla más evidente al proyectarse la Revista de Ajedrez que hace unos cuantos meses se publica en nuestra ciudad y en lengua castellana con el título de Ruy López…”
Aquí podemos ver una cabecera interior de la revista que fundó Joan Capó González y que en aquella época causó sensación (desde junio de 1896 hasta noviembre/diciembre de 1899). Empezó a imprimirse en Tipografía La Académica, de Serra Hermanos y Russell, Ronda Universidad, 6, de Barcelona.
“La historia del hecho es la siguiente: A comienzos del actual siglo XX, el librero de Barcelona, Salvador Babra i Rubinat (difunto) poseía un ejemplar que, como he dicho, estuvo en las manos de Pin i Soler y Font de Rubinat. Babra lo ofreció a un coleccionista de los Estados Unidos, quién le rogó que se lo enviara. Babra contestó que si lo quería debía recogerlo él mismo, mediante satisfacer el importe. Acto seguido el comprador se embarca en un yate, llega a Barcelona, paga el importe del libro y se hizo a la mar. De esto han pasado cuarenta años y no hemos sabido nada más del americano, ni del libro…”
Por otro lado, en el escrito de Joan Ventura i Sureda, que ya hemos visto con anterioridad, uno de los datos que indica es el del recorte anterior, sobre una referencia de Fuster a dicho libro de Vicent, en su Biblioteca Valenciana.
Fragmento que figura en el libro
Manual del Librero Hispano Americano
(Foto: Gentileza de Agustí Palau i Baquero)
Y en este otro recorte posterior, Ventura hace referencia a la existencia del libro en la Abadía de Montserrat… Sobre esta cuestión me pregunto lo siguiente. Si el Vicent estuvo en Montserrat y por alguna razón “desapareció”, ¿no debería quedar en los archivos el registro de su existencia? Es de suponer que la Abadía, desde sus inicios, debió llevar un control exhaustivo del inventario de todas sus pertenencias. En este otro enlace -en cuyo frontal aparece una imagen, que en modo alguno atribuyo a la de Vicent-, encuentro la siguiente nota, en algunos puntos reiterativa con otras, pero que no deja de contener un interesantísimo artículo sobre el Vicent. Apunto algunos pasos…
“…Por desgracia, con el paso del tiempo, se han perdido todos los ejemplares impresos, siendo el último del cual se tiene noticia uno guardado en la librería del Monasterio de Montserrat perdiéndose su rastro durante la Guerra de la Independencia Española, cuando los soldados franceses se atrincheraron en él y utilizaron los viejos pergaminos para confeccionar balas de fusil…”
“…Lo que se sabe del libro de Vicent es conocido gracias a las descripciones de los bibliófilos antiguos, quienes a últimos del siglo XVIII conocían el último ejemplar, todavía existente en la Biblioteca del monasterio benedictino de Montserrat. La descripción del libro, sumariada por el P. Méndez (P. Francisco Méndez "Tipographia española", vol. I, Madrid 1796, p.83.), es el único dato firme en que poder basarse, "se trata de un volumen en cuarto y en letra gótica, y que se encuentra en la librería del Monasterio de Monserrat según nota del R.P.M. Caresmar y P.M. Ribas"."
“El titulo completo del incunable era: "Llibre dels jochs partits dels schacs en nombre de 100, ordenat e compost per mi Francesch Vicent nat en la ciutat de Segorb e criat e vehi de la insigne e valerosa ciutat de Valencia"…"
“…El incunable ajedrecístico de Montserrat quedó también inventariado por el bibliófilo jesuita P. Diosdado y por el anticuario alemán Panzer. P. Raymundus Diosdado Caballero ("De prima typographiae hispanicae actate specimen", Roma 1793). Georg W. Panzer ("Annales tipographici", vol III. p 60. Nüremberg 1796). Pero el precioso libro desapareció en 1811 durante la invasión napoleónica cuando tropas francesas que se habían atrincherado en Montserrat utilizaron viejos manuscritos y pergaminos de la biblioteca para hacer balas de fusil. En la Revolución Francesa ya se había dicho que en nombre de la libertad se cometen muchos crímenes…”
“Es un hecho incontestable que tan pronto como surgió el ajedrez moderno, los textos con material medieval desaparecen en toda Europa. En consecuencia, si no todos, al menos parte de los 100 problemas de ajedrez que presentó Vicent eran ya de ajedrez actual…”
1965 – Yuri Lvovich Averbach,
disputando simultáneas en la
Unió Gracienca d’Escacs (UGA)
(Foto: Archivo)
“… La idea arranca de Yuri Averbach (*) -el centenario gran maestro, precisamente fallecido hace unos días- (en su artículo "Zagadka utracennoy knigi" en Nauka i Zizn. Moscú 1985. N. 8. pp. 137-141. Traducido como "The Mystery of the Lost Book" en IFK (Internationales Forschunszentrum Kulturwissenschaften). Ed. E. Strouhal. Viena 1995. p. 117 ss.). Este artículo de Averbach tardó ocho años para ser traducido al castellano. Averbach, mediante un análisis comparativo de los problemas publicados por Lucena y Damiano, llega a deducir convincentemente la estructura que debió tener el libro de Vicent, de quien Lucena habría tomado una buena parte de los problemas de ajedrez moderno.”
En este enlace podéis seguir el pensamiento de Averbach. Pienso que es conveniente tener conocimiento de su contenido.
Y si con esto aún no es suficiente, tal vez en la tesis de Averbach, podéis encontrar algunas cosas de interés.
(*) Por cierto, tuve la oportunidad de conocer a Yuri Averbach, en Barcelona, a raíz de disputarse el Campeonato Mundial Juvenil de 1965, donde él figuraba, creo, como entrenador/asesor de su pupilo Vladimir Borisovich Tukmakov. Y fue allí donde tuvo la gentileza de firmarme cada uno de los cuatro tomos de su obra de finales, Lehrbuch der Enspiele, editado por Sportverlag Berlín, que aún conservo. Y esta es la firma que figura en la portadilla de cada uno de ellos.
Hagamos aquí un pequeño paréntesis para hablar de esta personalidad cuya profesión fue la de ingeniero. Averbach, además, en toda su excepcional obra como compositor, problemista, organizador, juez internacional de composiciones, árbitro internacional, y autor de diversos libros, fue presidente de la Federación Soviética de Ajedrez, en la década de los años ’70 del siglo pasado. Su inquietud por la historia del ajedrez le llevó a dedicar una parte importante de su tiempo a la investigación. Durante sus estancias en Barcelona visitó la Biblioteca de Catalunya, interesándose especialmente por los textos del poema Scachs d’amor y de la edición bilingüe árabe-castellana del manuscrito árabe de autor desconocido, titulado Libro de Ajedrez (*), de sus problemas y sutilezas.
(*) Tal vez este título se refiere al conjunto de la obra en dos volúmenes que, en 1935, Félix María Pareja Casañas tuvo la osadía de publicar. El segundo de los tomos, como colofón, indica que la tirada fue de 500 ejemplares, y que la fecha de publicación fue el 26 de abril de 1935 (NEBEA, págs. 482 a 485). Parece ser que el nombre original del libro era: Kitäb al-satrang, según se desprende en este enlace.
Yuri Averbach, en una entrevista que le hizo Jordi Puig Laborda, para la revista Destino, el 18 de mayo de 1974, decía esto:
“…creo que la historia del ajedrez está plagada de puntos oscuros. La época en que cambiaron las reglas, en que se introdujo en Europa y, ni qué decir tiene, de su invención, nada está claro. Es una tarea en la que todos los interesados en el ajedrez deberían contribuir a esclarecer.”
“Estoy trabajando en dos direcciones. De una parte, deseo encontrar el camino de los vikingos, porque es posible que trajeran el ajedrez de los árabes a Europa por sus continuos viajes al Mediterráneo. Por otro lado, procuro encontrar contactos entre eslavos y el Occidente. Tomamos el ajedrez de Oriente muy temprano, y es muy posible que existieran contactos con el norte de lo que ahora es Alemania, ya que en esa época dicha zona estaba ocupada por tropas eslavas. Ello ocurría por los siglos X/XI.”
“En Polonia se hacen excavaciones en donde se encuentran piezas de ajedrez. Todos los puertos del mar Báltico son susceptibles de investigación por esta razón. Aunque Murray (*) es de la opinión de que el ajedrez antiguo desapareció hacia 1475, y no fue hasta después de 1500 que apareció el nuevo juego, no me parece correcta esta apreciación.”
“Recordemos que el “antiguo” juego se diferencia del “nuevo”, es decir, del actual, en que fundamentalmente se modificaron los movimientos de la dama y del alfil, de tal manera que cambió toda su fisonomía anterior.”
“Precisamente la obra en que se cita por primera vez esta modalidad es la anteriormente indicada Scachs d’amor (*), que pertenece al archivo de la Real Capilla del Palau, de Barcelona, texto manuscrito en catalán en forma de poema redactado por Francesc de Castellví, Narcís Vinyoles y mosén Bernat Fenoller, conocidos escritores valencianos del siglo XV, en la que se describe una partida para narrar la contienda amorosa que sostienen Venus y Marte ante la presencia de Mercurio.”
(*) En este enlace de la wikipedia podemos leer que fue escrita en valenciano.
“… Catalunya, como enclave de confluencia entre Oriente y Occidente, creo que recibió las dos influencias y, por este motivo, hay muchas cosas que conectan el país con el ajedrez…”
Le pregunta Jordi Puig: -¿Su tarea de investigación se compagina con la otrora de autor teórico?
“De manera evidente, pues precisamente estoy interesado en conocer el desarrollo de la teoría desde una mira histórica. Por ejemplo, qué moderna teoría procede del juego antiguo.”
Añade Puig: Y del manuscrito árabe que le habíamos ayudado a localizar nos señala una serie de posiciones perfectamente válidas hoy en día siempre que se reduzcan a contener las piezas que siguen vigentes, lo que suele encontrarse preferentemente en los finales.
Está claro que en la época de dicha entrevista -1974- , Yuri Averbach aún no tenía elementos suficientes como para poder hablar con conocimiento de causa sobre el libro de Vicent, cosa que sí hizo más adelante, como hemos visto con anterioridad.
Nota sobre el libro de Vicent
(Fuente: Bibliofilia, páginas 400 y 401 -
Vol. 1 – #6 - agosto-diciembre 1913)
Otras notas interesantes figuran en este recorte que hemos visto, localizado en Bibliofilia donde, a partir de la página 398 empieza una crónica sobre "El jòc d’Escacs en la literatura catalana", para terminar en las páginas 400 y 401 hablando del libro de Vicent. Precisamente dicha historia se inicia dando cuenta de los trabajos de Josep Paluzíe i Lucena sobre su libro "Primer Ensayo de Bibliografía Española de Ajedrez (1)", prosigue con Moseh Açan, de Tárrega (2): "Obra en vers, sobre Escacs", composta en català, y continúa diciendo que dicha obra se ha perdido (ahora podemos ver que el Vicent no es la única obra perdida); se tiene noticia de ella por la traducción castellana anónima, hecha en el siglo XIV, que se ha conservado un manuscrito en El Escorial (II. L6). Más adelante continúa de forma extensa con el tratado de Jaume de Cesulis, siguiendo con los "Problemes d’Escacs d’autors catalans contemporanis" (1899), de Pin i Soler (3). Termina la crónica manifestando que:
“Si la cantidad de materiales con los que Catalunya ha contribuido a la historia del Ajedrez no es mucha, su calidad es lo suficiente importante para que quede remarcado."
Y prosigue:
“Un poema en lengua catalana (el de Francesc de Castellví y compañeros), datado del siglo XV, no solamente es un hecho de digna estima, sino que, en opinión del señor Paluzíe, aceptando que la partida descrita en els Escachs d’Amor fue jugada realmente, es la más antigua que hoy día conocemos, jugada en estilo moderno. Por otra parte, el libro, desgraciadamente perdido, de Francesc Vicent, impreso ab problemes y diagrames, reproduits ab caràcters mòvils, qui en 1495 era invenzió novíssima, es, en opinión del señor Pin y Soler -como ya he indicado con anterioridad-, una invención novísima, anterior a todo lo que el mundo conocía en tal género, esto es, que trate exclusivamente de luchas y estrategias de ajedrez.”
(1) Barcelona, 1912; fascicle de 155 X 230 mm., de 39 pàgines. Es tiratge apart de les pàgines 248 a 285 del tom tercer del Manual de Ajedrez para uso de los principiantes, por José Paluzíe y Lucena (Barcelona, I905-1912); tres volums de 425, 285 y 348 pp.
(2) En este enlace, y en este otro, encuentro la siguiente información sobre Açan:
“AÇAN, MOISÉS DE TARREGA (¿Zaragua?; c. 1300), poeta catalán. Moses Açan, cuyo verdadero nombre probablemente era Moses Nathan (Naçan), es conocido por su tratado en verso en catalán sobre ajedrez. La introducción comienza con un relato de la Creación, enfatizando la obligación del hombre de adorar a Dios el Creador. Termina con una explicación de las reglas del ajedrez y una condena de otros juegos, especialmente los de cartas. La obra fue traducida al castellano por un judío o judío converso en 1350; una copia manuscrita se conservó en El Escorial. Parece ser también el autor de una colección de 58 poemas breves de contenido ético, Toẓa'ot Ḥayyim, publicado por Menahem ben Yehuda de Lonzano en 1618. Su originalidad y valor literario no son muy elevados. En el acróstico se hace llamar Moisés Ben-Netanel Bar-Solomon. También podría ser idéntico a uno de los judíos notables de la Corona de Aragón que firmó el takkanot en Barcelona en 1354.”
(3) Del libro de Josep Pin i Soler saco a relucir las páginas 27 a 29, donde nos cuenta cosas interesantes sobre el libro de Vicent… que ya he indicado con anterioridad.
En el siguiente recorte podemos ver que Pin y Soler, en la página 29 de su libro ya citado, manifiesta que dicha diagramación ya figuraba en algunos de los libros de ajedrez que poseía el Rei Martí l’Humà.
Tanto las informaciones que aparecen sobre si el libro de Francesch Vicent (*) fue aprovechado para confeccionar balas o cartuchos de fusil o terminó en un incendio, no me parecen demasiado coherentes o justificativas. Más bien pienso que el libro, en todo caso, fue escondido, juntamente con otros de valor, por el bibliotecario de Montserrat, o bien alguien de confianza, y pasada la guerra del francés, fueran vendidos y pasaran a manos privadas, como el caso que ya he comentado de los cinco volúmenes de Montblanc, por ejemplo. Está claro que quién lo tuviera no podía justificar su procedencia y su posterior venta, por lo que debía constar totalmente en el anonimato.
(*) En este enlace se pueden ver algunas notas sobre Francesch Vicent y su libro.
Y en este otro, relativamente reciente, en unas notas de Sergi Doria, nos daremos cuenta de la poca importancia que a mediados del siglo XIX se daba a los libros. Más de una joya de la bibliofilia acabó convertida en pasta de papel, o perdida entre montones de libros que se vendían baratos… Palau explicaba que el libro antiguo llegó a ser tan barato que el comprador potencial desconfiaba de su autenticidad. Y recordaba haber contemplado, hacia 1890, que cuando un libro antiguo costaba diez o doce reales ya se consideraba caro, en abigarrada mezcolanza, incunables en letra romana y góticos italianos de Dante y Petrarca… que nadie los compraba…
Fragmento que figura en la página 167 del tomo VII
del Manual del Librero Hispano Americano
(Foto: Gentileza de Mercè Palau i Baquero)
Fragmento que figura en la página 347
del Manual del Librero Hispano Americano
(Foto: Gentileza de Agustí y Mercè Palau i Baquero)
En otro orden de cosas, en la portadilla del libro Memòries d’un llibreter català, de Antoni Palau i Dulcet, -un voluminoso y extraordinario libro de 581 páginas- cedido gentilmente por su nieta Mercè Palau i Baquero (*), se encuentra esta máxima, que viene a decir lo siguiente: "Tirada de 300 ejemplares en papel de hilo Gelida, sin numerar, que lo asegura el autor, a quién nunca se le ha pillado en una mentira". O sea, si nunca se le cogió en un renuncio, ¿por qué ahora tendría que ser diferente, cuando indica que Pin i Soler y Font, tuvieron el libro en sus manos, tal como manifiesto en uno de los comentarios anteriores?
(*) A quién ya conocimos con anterioridad, como valedora de colaborar en la consecución de los dos artículos sobre su otro abuelo, José Maria Baquero Vidal: José Maria Baquero Vidal I y José Maria Baquero Vidal II.
Esta máxima ya figuraba en la primera edición de 1935 seguida, a continuación, de una dedicatoria a sus nietos Josep i Conxiteta, en la Fiesta de San Jaime de 1953, un año antes de fallecer.
En el tercer párrafo de la página 180 del citado libro, dice lo que he enmarcado en el siguiente recorte…
… y en la siguiente página, Palau manifiesta que Babra siempre le trató con mucha consideración, incluso con generosidad. Si necesitaba consultar alguno de sus libros, enseguida me lo ponía a la vista. Por si deseáis conocer un poco quién fue Antoni Palau i Dulcet, en este enlace encontraréis más información sobre él.
La verdad es que yo no soy nadie para contradecir o bien confirmar lo que se ha venido escribiendo desde hace muchos años sobre ello. Tanto lo que ha dejado constancia José A. Garzón en su interesante libro "En pos del incunable perdido" (Valencia 2001) -ver este enlace-, como otros que escribió, entre ellos "El regreso de Francesch Vicent" (Valencia 2005), -del cual existe una versión en inglés, también impresa en Valencia el mismo año-, en cuya presentación estuvo presente Kárpov, firme defensor de las tesis desarrollados por Garzón, como todo lo que ha dejado constancia en las páginas 72 a 81 del libro "NEBEA, Nuevo Ensayo de Bibliografía Española de Ajedrez 1238-1938" (Valencia 2012), de los historiadores José A. Garzón, Josep Alió y Miquel Artigas. Un detalle interesante que figura en la página 75 es un fragmento de la carta que Josep Vega envía a Juan Antonio Mayans, el 15 de noviembre de 1783. Dicha carta, que es la primera referencia completa al libro de Vicent, ofrece una descripción del libro casi idéntica a la del Padre Méndez. Vega indica a Mayans que los Padres del monasterio de Montserrat se encuentran formando y ordenando su biblioteca. Y añade: “Aunque no está en la mía se halla en la de Montserrate un tomo 4º intitulado Llibre dels jochs partitis de Schachs en nombra de 100 ordenat e compost per mi Francesch Vicent nat en la Ciutat de Segorb e criat e vehí de la insigne e valerosa Ciutat de Valencia estampat per Lope de la Roca Alemany e Pere Trincher en Valencia 1495, que por todas sus circunstancias es apreciable le tengo en nota con otros 100 volúmenes de la misma antigüedad que me remitieron aquellos Padres”. En una carta fechada el 22 de noviembre de 1783, Mayans contesta a Vega, transmitiéndole su agradable sorpresa por la noticia sobre la obra de Francesch Vicent.
Añadiré únicamente unas notas del GM (ICCF), el amigo José A. Copié, en el Suplemento nº 2, de la revista Nuestro Círculo, del 22 de septiembre de 2012, donde habla sobre el tema de este “incunable perdido” y, entre cosas, además de glosar la insigne figura del historiador español Joaquín Pérez de Arriaga, hacía estos comentarios:
“En mi publicación especializada Finales… y Temas, marzo, 2000, escribía lo siguiente: "… En realidad comencé a apasionarme con los trabajos de Joaquín Pérez de Arriaga […] cuando me sumergí en el estudio de su libro “El incunable de Lucena Primer Arte de Ajedrez Moderno” (Ediciones Polifemo, Madrid, 1997), en donde se revela como una autoridad mundial en la historiografía ajedrecística; indudablemente con una obra capital para la historia del ajedrez y sus estudiosos. Es claro que unos años antes ya me había interesado, y mucho, por la controversia histórica de alto nivel que Arriaga sostuvo con el famoso especialista ruso, el GM Yuri Averbach, respecto a la tesis de este último de que Francesch Vicent sería el autor de la casi totalidad de los problemas que publicara Lucena en su: "Repetición de amores y arte de axedrez con CL juegos de partido", en Salamanca, 1497, copiando de un libro desparecido del que sólo se conoce el título, tomado de catálogos bibliográficos del supuesto libro de Vicent (sobre este novelesco tema volveré oportunamente); si nos atenemos a nebulosos dichos históricos, habrían pasado más de 500 años (Valencia, 1495) y este jamás ha aparecido. Como contrapartida es posible comprobar que por lo menos existen en el mundo 19 ejemplares (2 de ellos han desaparecido) de Lucena, como lo ha demostrado Arriaga."”
Era el año 2012 cuando incluso se estableció un premio a quién pudiera facilitar una copia de la obra. Entiendo que también debía ser importante facilitar información fidedigna de su tenencia. Este enlace nos lleva a la noticia.
Además de todo lo indicado, existe la publicación Pasiones Biográficas, de la Sociedad Bibliográfica Valenciana Jerònima Galés, publicada en Valencia el año 2014 donde, en el Tomo I, a partir de la página 49 hasta la 64, en un artículo de José A. Garzón (ver este enlace), existe información exhaustiva y gráfica sobre el tema. Información que no me es posible incluir aquí por estar sus derechos reservados en © por los autores. En este otro enlace, también se puede leer perfectamente.
A la vista de todo lo que he venido comentando, y teniendo en cuenta además las afirmaciones de Antoni Palau i Dulcet, del contenido del artículo de Joan Ventura Sureda, sobre las afirmaciones de Josep Pin i Soler y Pau Font de Rubinat, de haber tenido el libro en sus manos, según las palabras que dejó escritas una personalidad de reconocida y contrastada seriedad como fue Antoni Palau i Dulcet, solamente me queda rogaros, amigos lectores, que me permitáis el beneficio de la duda sobre la veracidad de que el libro de Francesch Vicent nunca llegó a existir.
Para terminar, me remito nuevamente al escrito de Joan Ventura i Sureda, en su parte final, que nos cuenta lo siguiente:
”Si, como asegura el señor Palau, el libro de Vicent "emigró", de buen grado o por la fuerza, a los Estados Unidos, y la historia del yate no es una fantasía -muy corriente en el caso de libros rarísimos o únicos-, como indica el señor Gili, tal vez el pobre millonario yanqui que hizo el viaje expresamente a Barcelona para llevarse el tantas veces citado libro, encontró una fuerte tempestad, y el Vicent, en lugar de pasar a enriquecer alguna biblioteca de Nueva York, Chicago o Cleveland, encontró su inmerecido final en el fondo del Atlántico, la cual cosa sería una lástima, ya que el señor Palau i Dolcet se vería privado de describir, en su conocido Manual, el libro de Vicent, el cual, como se puede ver, resultó tan huidizo, resbaladizo o fugitivo como el millonario americano. Lo sentiríamos. J.Ventura i Sureda -Forest HJills, N.Y.-1953.”
En La Vanguardia apareció la nota que veremos, hablando sobre la defunción de Palau i Dulcet…
… pero también en el nº 904 de la revista Destino, de fecha 4 de diciembre de 1954, quisieron acordarse de él, con estas palabras que no hace falta añadir nada más.
Precisamente esta fotografía que sigue presidía un tríptico-recordatorio, donde sus hijos anunciaban su fallecimiento y en el que quisieron mostrar, y expresaban debidamente, el camino que él había emprendido, sus rasgos personales, los recuerdos de su excelente obra, su talento natural, su acervo de imponderable facundia y memoria portentosa…
Agradezco sinceramente el interés y la paciencia que me ha demostrado Mercè Palau i Baquero, en el envío de la información que le iba solicitando sobre su ancestro, l’avi Antoni Palau i Dulcet. Y para completar esta referencia al abuelo, ahí está con buena parte de su familia, empezando por su esposa Concepció Claveras -ambos en la parte izquierda de la imagen-, algunos de sus hijos y diversos nietos. La fotografía es del año 1932 y fue realizada en la galería de su casa en Miramar, cuyos detalles ya conocimos en los dos artículos sobre José María Baquero Vidal, y por los enlaces que hemos visto en el transcurso de esta crónica.
1932 – Miramar
Antoni Palau i Dulcet
con una parte de su familia
(Foto: Gentileza de Mercè Palau i Baquero)
Joaquim Travesset
23 de mayo de 2022