Ströbeck, un pueblo de ajedrecistas
(Fuente: Revista Estampa)
Así como Halberstadt era una ciudad bien comunicada, por donde pasaban las líneas del ferrocarril que en pocas horas podían trasladar a la gente a Magdeburgo, Postdam, Berlín, Hannover, Leipzig, Hamburgo… no lo era Ströbeck, cuyo pueblo estaba situado en lo más abrupto del macizo montañoso de Harz, aislado prácticamente de todo trato humano. Pero es aquí precisamente, en este retiro, en aquella soledad, en aquel alejamiento del bullicio de la vida moderna, en este lugar casi inaccesible, donde el tiempo parece que no corría y donde los vecinos -en el año 1935 eran unos 1400- debían aburrirse día tras día, si es que no hubiera acaecido en una época remota un suceso que cambió totalmente la vida de sus gentes: la llegada de un personaje que debía ingresar en prisión y del que hablaré más adelante.
Imágenes del ajedrez en Ströbeck
En las fotografías que siguen nos daremos cuenta del extraordinario espectáculo que presentaban las mañanas de las calles de Ströbeck, llenas de niños que iban a la escuela con su tablero de ajedrez en la mano…
Otra imagen de los habitantes con el tablero en sus manos
(Fuente: Alrededor del Mundo 1921)
La misma fotografía anterior, desde otro ángulo
(Foto: Nuevo Mundo 1921)
Como veremos en las imágenes que seguirán, cualquier sitio, cualquier
momento es bueno para practicar el ajedrez. Antes de comenzar las clases
los alumnos aprovechan el tiempo para jugar unas partidas…
Niños de Ströbeck jugando al ajedrez antes de la escuela
(Foto: Nuevo Mundo 1921)
… en cuya escuela primaria local, que llegó a denominarse con el nombre de Emanuel Lasker, se enseñaba el ajedrez como parte del plan de estudios desde el año 1823. Aquí en España parece que en la actualidad existen posibilidades de que también se lleve a cabo… pero han debido pasar casi doscientos años (!). Ved una imagen actual de dicha escuela con los símbolos ajedrecistas en la puerta de entrada.
Escuela primaria Dr. Emanuel Lasker
(Fuente: www.schachverein-stroebeck.de)
Y en la siguiente imagen podemos ver al profesor dando sus instrucciones en un tablero mural… con anotación algebraica.
Profesor dando clases de ajedrez
(Fuente: Revista Estampa)
1910 - Niños de Halberstadt, ejercitándose
en el ajedrez en la escuela municipal
en el ajedrez en la escuela municipal
(Foto: Hojas Selectas)
Y en esta otra podemos ver a dos jovencitos interesándose por la partida de dos adultos. Los carros y los caballos pueden esperar…
Jugando al ajedrez en un carro de caballos
(Foto: Estampa, 26/8/1930)
1910 - Niñas de Halberstadt jugando al ajedrez
(Foto: Hojas Selectas)
Y, ¿qué pasa cuando una partida ha terminado después de una larga lucha? Pues, que el vencedor tiene la satisfacción del deber cumplido, el reconocimiento de sus vecinos, ser citado en el orden del día de la sesión municipal, además de ser objeto de las conversaciones en la fonda, en la farmacia, en la barbería…
Pero aquí no termina todo. Al día siguiente empieza un nuevo juego entre los mismos, u otros, hipnotizados jugadores.
Jóvenes jugando al ajedrez
(Foto: Estampa, 26/8/1930)
Jugadores veteranos
(Foto: Alrededor del Mundo 1909)
Incluso las amas de casa, que han entretenido sus quehaceres domésticos, parecen pensar que la comida puede esperar… y que un mate vale la pena. Son cabezas razonadoras, calculadoras, que tratan de vencer en un juego que requiere habilidad y paciencia.
Amas de casa jugando al ajedrez
(Foto: Estampa, 26/8/1930)
Ya hemos observado que en los habitantes de Ströbeck -o Schachdorf, como es llamado en los alrededores-, las personas parecen poseídas por una única pasión, el Ajedrez, y da la impresión de que ya nacen con el talento de un Alekhine o un Bogoljubow. Y parece que hoy en día persiste esta inclinación en sus obstinados jugadores, que continúan subyugados por la fascinación irresistible que les ejerce el tablero.
Se cuenta que en sus juegos infantiles los niños tenían en sus manos torres, alfiles, peones… en lugar de los clásicos soldaditos de plomo u otra clase de diversiones y terminaban, con los años, por imitar a los mayores, jugando en casa, saliendo del trabajo, en las horas de descanso, en los establos, en los peldaños de las escaleras. Es decir, en todos los sitios imaginables.
El prisionero Gunzelin y el ajedrez en Ströbeck
Después de haber visto unas cuantas imágenes sobre el ajedrez en Ströbeck, empezaré por relatar algunos de los artículos que he podido encontrar. En La Ilustración, periódico universal, firmado por P. A. Cardaño y F. M. Redondo, se puede leer en un artículo titulado El ajedrez en la aldea de Stroebeck todo esto que sigue…
“Existe en el mundo de los jugadores de ajedrez un fenómeno tan singular en su clase como el de la república de San Marino en medio de los Estados políticos de Europa: es una pequeña población alemana, consagrada desde el siglo XI al culto del ajedrez, y fiel á las reglas y á las tradiciones que recibió en aquella época. En el resto de Europa las leyes y las teorías del juego han sufrido revoluciones importantes, han hecho inmensos progresos; pero estas revoluciones, estos progresos, no han penetrado ni han sido conocidos siquiera en aquel oscuro rincón del suelo germánico. La aldea de Ströbeck, que es de la que vamos hablando, está situada a una milla de Halberstadt (*), en el distrito de Magdeburgo. Allí el ajedrez no es como entre nosotros un simple recreo, un lujo de inteligencia, un desahogo de la imaginación, un privilegio de la riqueza y de la ociosidad, sino una ocupación grave, un deber de familia, un elemento de la vida social…”
(*): ¿Os suena este nombre? Me recuerda al gran compositor de estudios Vitaly Halberstadt, que si bien había nacido en Odessa y nada tiene que ver con este pueblo alemán, no deja de ser una curiosidad más.
Vitaly Halberstadt
(Fuente: heritageechecsfra.free.fr)
(Gentileza de Dominique Thimognier)
También en las horas de recreo, los pequeños aldeanos siguen entregados a las complejidades del juego
Niños jugando al ajedrez durante el recreo
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Niñas de pocos años jugando apasionadas con su abuelo
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Niñas jugando al ajedrez mientras cuidan de las ocas
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Hasta los obreros en sus fraguas aprovechan los momentos de ocio para “afilar” sus alfiles…
Obreros jugando al ajedrez
(Foto: Nuevo Mundo 1921)
…“Su estudio forma una parte integrante de la educación pública, en términos de que en la escuela hay constantemente abierto un curso de Ajedrez, por la persuasión en que están los padres y maestros de que la teoría y práctica de este juego son tan "eficaces como la gramática, la aritmética o la historia para desarrollar las facultades intelectuales". Al fin de cada año y en la víspera de las vacaciones se abre un solemne concurso de ajedrez, en cuyo torneo toman parte ordinariamente 48 alumnos, de entre los que se sortean los contrincantes. Los primeros vencidos se retiran de la palestra, continuando la lucha entre los vencedores hasta que el último que sobrevive sea proclamado vencedor de los vencedores y se le adjudique el premio, que consiste por lo general en un lindo juego de ajedrez: después es conducido en triunfo y presentado a su familia para ser en lo sucesivo el orgullo de sus parientes…”
Y aquí en la escuela, ante la atenta mirada del profesor
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Otra clase general de ajedrez en las escuelas municipales la podemos ver en la fotografía siguiente; bajo la guía del célebre jugador Herr Winne, ganador de numerosos campeonatos de Alemania, los alumnos siguen atentamente mientras les vemos situados en los lugares más dispares del colegio.
Jugando al ajedrez en la escuela municipal (1)
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Jugando al ajedrez en la escuela municipal (2)
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
…“Cuando alguna joven de Ströbeck va a contraer matrimonio con un extranjero, debe antes de su marcha jugar una partida de ajedrez con el primer magistrado del común, para dar un testimonio de que no ha olvidado las antiguas tradiciones y de que es digna de llevar a su nueva familia las reglas y el gusto del juego. Esta ceremonia se verifica ordinariamente en una de las salas de la fonda, sobre cuya puerta hay una inscripción que dice: AL AJEDREZ. Durante la partida, los convidados se colocan en derredor de la novia, beben a su salud y a sus expensas, y no la perdonan ni los aplausos ni las críticas, según que merezca los unos o las otras.”
“Si semejantes costumbres son extraordinarias, no lo son menos las reglas del juego.”
“Ante todo, la posición de las piezas al principiar la partida difiere un poco de la que se ha adoptado en todas partes. Los peones de las torres y el de la dama están avanzados dos pasos, y la dama colocada en su tercera casilla, como se ve en el diagrama que sigue…”
Posición inicial
“1º Esta es la posición en todo principio de partida.
2º Los peones no pueden avanzar mas que un paso cada vez.
3º El rey jamás enroca.
4º Llegado un peón a la base del juego contrario, no se cambia inmediatamente en dama: debe todavía dar tres saltos atrás que se llaman saltos de alegría o de prueba, y consisten en pasar de la octava casilla a la sexta, de esta a la cuarta, y después a la segunda: una vez llegado a su punto de partida, se convierte en dama o en otra pieza a elección del jugador. El peón que llega a la octava casilla no puede ser tomado por el adversario ínterin permanezca en ella, pero sí después de haber emprendido su marcha retrógrada.”
“Se concibe que tales reglas tan distantes de las nuestras deben embarazar un poco a los extranjeros que visitan a Ströbeck y quieren medir sus armas con los maestros de aquel pueblo.”
“EI lector deseará saber naturalmente cómo el culto del ajedrez ha encontrado en una oscura aldea de Alemania un santuario siempre respetado, impenetrable siempre a las innovaciones por espacio de más de seiscientos años. He aquí lo que nos enseña la tradición acerca de esto:
Gunzelin, prisionero, jugando al ajedrez
Cuadro de W. Plaisant
Cuadro de W. Plaisant
(Fuente: www.schachmuseum-stroebeck.de)
Una parte de la imagen anterior es la utilizada en la web www.schachdorf-stroebeck.de
Parte del mismo cuadro anterior
(Foto: www.schachdorf-stroebeck.de)
…“A principios del siglo XI, -posiblemente en 1011-, el emperador Enrique II envió a Ströbeck en clase de prisionero al conde (En algunos puntos se le denomina príncipe bohemio) Gunzelin von Kuckenburg, con orden al obispo (Arnulf de Halberstadt) de este pueblo, para que le hiciera encerrar estrechamente, como lo fue en efecto, en una antigua fortaleza, que aún se conserva en el día de hoy...”
La famosa torre del ajedrez de Ströbeck, cuya imagen podemos ver más abajo es donde presuntamente estuvo prisionero el susodicho Gunzelin. Sus carceleros fueron los propios agricultores. Fue tal el aburrimiento que se vivía allí que Gunzelin creó, a punta de daga, su propio juego de ajedrez y lo hizo partícipe a sus guardianes y estos lo fueron transmitiendo a todo el pueblo. Según se cuenta el juego fue mencionado en una escritura del 1515, cuando ya era una tradición entre sus habitantes.
La famosa torre del ajedrez de Ströbeck
(Foto: www.schachmuseum-stroebeck.de)
…“Para hacer menos amargos los largos años de su cautiverio, Gunzelin, que amaba el ajedrez apasionadamente, construyó por sí mismo, un tablero y todas las piezas necesarias para el juego. En un principio jugaba solo; pero después le ocurrió enseñar la marcha del juego a los paisanos que custodiaban alternativamente la puerta de su calabozo, quienes después lo propagaron por la población. Bien pronto la afición al ajedrez llegó a ser una pasión, una necesidad en Ströbeck; se mezcló en las costumbres, penetró en las escuelas, formó parte de la educación, y así se transmitió de generación en generación hasta la época presente, sin experimentar ninguno de los trastornos inherentes a las cosas humanas. El primer cuidado de Gunzelin al recobrar su libertad, fue enviar como un obsequio a los habitantes de Ströbeck el tablero de que se había servido durante su prisión y que ha sido conservado por largo tiempo como una preciosa reliquia.”
“Ströbeck ha permanecido algunos siglos en la oscuridad; pero de pocos años a esta parte ha llamado la atención de los aficionados, y algunos peregrinos van de tiempo en tiempo a visitar aquella ruina todavía viviente de la edad media.”
“P. A. CARDAÑO y F. M. REDONDO”
La tradición ajedrecística de Ströbeck y el Kurierschach
La tradición ajedrecística de Ströbeck ya fue descrita por el príncipe-duque August II von Braunschweig-Wolfenbüttel, más conocido por Gustavus Selenus, en su libro Das Schach - oder Königsspiel (El ajedrez o Juego del Rey) de 1616.
Gustavus Selenus
(Foto: Wikipedia)
La afición de Ströbeck por el ajedrez ya hemos visto que viene de siglos atrás. Pero hay otro dado interesante que contar y es que la iglesia del pueblo, siendo muy antigua, tiene una veleta todavía más antigua… en forma de tablero de ajedrez.
Pero, ¿donde está situado este pequeño pueblo del que estoy hablando? En los dos mapas que siguen podremos darnos una idea de su emplazamiento…
Ströbeck en el mapa
Emplazamiento de Ströbeck
Y aquí jugando en casa, ante la tutela del abuelo
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Desde hace mucho tiempo se celebra en Ströbeck una Fiesta Anual del Ajedrez. La fotografía que sigue es una prueba de ello y vemos a los personajes desfilar por las calles dirigiéndose al lugar donde tendrá efecto la partida viviente.
El rey, la reina… todos a competir en el ajedrez viviente
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Y aquí en plena competición
(Fuente: Nuevo Mundo 20/5/1921)
Y como no podía faltar la imagen de un jugador importante, aquí tenemos la del campeón ruso, el gran maestro Efim Dimitriewitch Bogoljubow, jugando unas simultáneas en el colegio de Ströbeck…
Bogoljubow jugando unas simultáneas en el colegio de Ströbeck
(Foto: La Hormiga de Oro 16/2/1933)
En este enlace podéis ver, entre otras cosas interesantes, una pequeña historia sobre sus tradiciones y también del Museo del Ajedrez de Ströbeck, que fue inaugurado el 24 de mayo de 1991, viéndose realizado de esta forma el viejo deseo de sus habitantes. En la época de su inauguración tenía alrededor de 1500 visitantes. Esta cifra se ha ido incrementando durante los años y también por motivos de jugarse anualmente en el mes de mayo un tradicional torneo de ajedrez, con una notable participación de jugadores y acompañantes que se unen a la fiesta. Cerca del museo se instaló un remozado restaurante, Gasthaus zum Schachspiel, así como una tienda de artículos de ajedrez, todo lo cual aún favorecería más las visitas al museo.
Emblema del Museo
Tablero de ajedrez del Große Kurfürst
Friedrich Wilhelm von Brandenburg
Friedrich Wilhelm von Brandenburg
La pieza más valiosa es el tablero de ajedrez que el Gran Elector, Federico Guillermo de Brandenburgo, dio a los agricultores del pueblo de Ströbeck en 1651, como un presente por la visita de inspección de su nuevo principado. El tablero estaba construido con marquetería de alto nivel artístico, junto con las piezas de ajedrez de plata (algún historiador ha llegado a decir que eran de oro). Las piezas se perdieron, pero el hermoso tablero de ajedrez se ha protegido bien a lo largo de los años. Hoy en día se mantiene en el Museo de Ajedrez de Ströbeck.
En su parte posterior se encuentra el tablero para jugar al Ajedrez Courier (Kurierschach), un juego similar al ajedrez que viene de la Edad Media. Este juego se encontraba olvidado desde hacía mucho tiempo en prácticamente todo el mundo, pero los habitantes de Ströbeck jugaron a este juego, desarrollado sobre un tablero de 12x8, al menos hasta 1885. Según he mencionado anteriormente, las piezas de ajedrez que pertenecían a este juego se perdieron después de la segunda guerra mundial. No obstante, un grupo de alumnos construyó otras similares según dibujos contenidos en libros antiguos. Las reglas de este juego -también denominado Ströbecker-, así como algunas fotografías de las figuras, las podéis ver en este enlace.
Y podéis fijaros en que el cuadro negro va a la derecha y no a la izquierda como en el ajedrez actual.
Friedrich Wilhelm von Brandenburg
(Foto: Wikipedia)
Veamos un fragmento del artículo de Harriet Geithmann, publicado en The National Geographical Magazine y reproducido en la revista Nuevo Mundo, el 1 de abril de 1932.
“… No transcurrieron muchos años sin que la fama de los ajedrecistas de Ströbeck traspasara los límites de Sajonia y se extendiera por toda Alemania. Ajedrecistas de todas partes llegaban a Ströbeck para competir con los ases de la histórica villa y, por regla general, eran completamente derrotados. La codicia actuó alguna vez entre los jugadores, estableciéndose el sistema de apuestas o el cruce de dinero en las partidas. Pero esto duró poco. El mismo espíritu del ajedrez rechazaba tales degradaciones. Cuentan las crónicas que un día cierto estudiante de Humanidades, llamado (Hirsch Hermann) Silberschmidt, invencible campeón ajedrecista, dio a Ströbeck una lección que jamás pudo olvidar. Entablada una partida con el jugador más fuerte de la villa y aceptadas por él las apuestas, dio mate a su adversario en pocas jugadas. Los vecinos de Ströbeck, que arriesgaran gruesas cantidades a favor de su conterráneo, se dispusieron a satisfacerlas al vencedor; pero se negaron a entregarle un certificado del triunfo obtenido. "Llévese nuestro oro -le dijeron-; mas no nos arrebate nuestra gloria". A lo que contestó Silberschmidt: "Buenas gentes de Ströbeck: yo os devuelvo vuestro dinero. Entregadlo a vuestros pobres y a vuestras escuelas; pero con una condición: que juréis, de ahora para siempre, no empañar la noble ejecutoria del ajedrez con la vileza del oro. Ese juego es algo eminentemente espiritual. Ganar una partida es la más pura satisfacción que se puede dar a la inteligencia y al amor propio."”
“Los vecinos de Ströbeck prestaron el juramento exigido, dieron a Silberschmidt su certificado, distribuyeron el dinero de las apuestas y jamás se volvió a dar el caso tan severamente juzgado por el estudiante de Humanidades.”
“Un detalle para terminar esta información. Cuando una muchacha de la villa germánica se casa con un mozo forastero, tiene que jugar una partida de ajedrez con el primer magistrado local. Tiene ello por objeto demostrar que, alejada de su pueblo natal, sabrá transmitir a sus hijos las tradiciones ajedrecísticas de la comunidad.”
“Harriet Geithmann”
Transcribo ahora otro de los párrafos de dicho artículo de Geithmann, en el que se habla del tema siguiente…
“Un papel moneda original”
“Se ha incorporado al grupo Herr Schattenberg. Saludos y cambio de finezas. Al advertir nuestro interés ajedrecístico, nos obsequia con algunos papelitos de color lindamente grabados. Son billetes de Banco de 25, 50 y 75 pfenning y de medio marco. Los emitió el Municipio de Ströbeck durante la guerra, y tuvieron curso legal mientras duró ésta. En el dorso de estos billetes van estampados tableros de ajedrez con sus piezas correspondientes. Por cierto que uno de ellos, el de medio marco, presenta la figura alegórica del Tío Sam mirando desdeñosamente por encima de un tablero de ajedrez, exornado con la bandera norteamericana, al malparado león germánico. Otro billete ostenta el retrato de Bismarck con esta leyenda: Der Welt Schachmeister (el campeón universal del ajedrez).”
Notas finales
Siempre procuro, antes de pensar en un artículo, ver que exista poca cosa publicada y, de esta forma, intentar complementar con las aportaciones todo aquello que ya estuviera escrito. Pero en este caso no lo hice y, cuando tenía prácticamente el artículo terminado, descubrí que existía otro artículo, fraccionado en dos partes, que hablaba sobre el mismo tema de la pasión por el ajedrez en Ströbeck. Los artículos son The Little Chess Village y The Little Chess Village Part II, donde se explica perfectamente todo lo relativo al ajedrez en este pueblo. En ambos artículos comprobaréis que las fotografías que aparecen en ellos son de mejor calidad, o sea que deben ser copias de originales. Espero, no obstante, que en mi intromisión en la recopilación de información sobre esta historia encontréis algunos datos o curiosidades que no figuren allí y que merezcan vuestra aprobación, así como que aceptéis mis disculpas si con ello he podido caer en la tentación de una posible duplicidad.
Emblema del ajedrez viviente de Ströbeck
Podría terminar este artículo con unas reflexiones que hizo hace muchísimos años el periodista Víctor Gabirondo, que decían lo siguiente…
“La costumbre de los habitantes de Ströbeck puede parecemos extraña, pero ella hace a las personas modestas, tranquilas, tenaces, serias, reflexivas. La vida reducida a lo esencial; la simplicidad y sencillez hecha norma de todo; el sentimiento del honor, el espíritu de resignación; la disciplina y el ejercicio de la mente, el respeto al prójimo. Esto es la escuela del juego del ajedrez.”
Joaquim Travesset
4 de septiembre de 2015
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